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21/12/2006|977

La Fuba, una lucha histórica

 

La lucha dada por la Fuba durante todo este año ya tiene ganada merecidamente varias páginas en la historia del movimiento popular. Desde la Reforma del 18 no había existido un movimiento de lucha que coloque en cuestión a la educación y a la universidad como engranajes al servicio del capital y a su régimen interno como un nepotismo iletrado.

Palabras tales como posgrados pagos, docentes ad honorem, Conaeau, reforma de los estatutos, democratización, privatización, se reproducen todos los días por los medios y son parte del debate cotidiano. Justamente esto es lo que enojó al periodista Longobardi, que en su programa de Radio 10, se quejó de que el país esté discutiendo una agenda colocada por los ‘violentos’ -esto luego de entrevistar a Juan Pablo Rodríguez, presidente de la Fuba.

Sólo a esta escala puede entenderse el triunfo conquistado por la Fuba. Ganar la agenda del debate, colocar en cuestión los grandes temas del movimiento estudiantil-docente y de la educación universitaria plantea un triunfo que en perspectiva coloca a la defensiva a todos los que están brindando por anticipado en las salas mismas del Congreso Nacional.

Ha sido muy habitual escuchar durante estos meses que los reclamos de la Fuba eran legítimos, pero no así sus métodos. Más allá de la enorme concesión que esto implica, la afirmación es tramposa. ¿De qué otra manera obtener nuestros reclamos cuando el poder de la universidad está en manos de unas camarillas cuya base social no alcanza a las mil personas? Para esta gente los reclamos legítimos deben ser abandonados cuando no gustan a los que monopolizan el poder.

Pero nuestros adversarios han debido convocar a una nueva Asamblea para el 1° de julio con el objetivo de reformar los estatutos. Sin embargo, se trata de una Asamblea copada por los privatizadores, que previsiblemente no se realizará, y que en caso de que se reúna será para hacer una reforma reaccionaria.

La lucha histórica dada por la Fuba mantiene toda su vigencia. La tarea de cerrar la crisis de la UBA supera y en mucho a la capacidad de Hallú-Sorín. Aventuramos nuevas luchas que tendrán, sin lugar a dudas, a la Fuba como la gran protagonista.

 

Gabriel Solano