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21/9/2006|964

La masacre sionista no terminó

CIEN MIL BOMBAS DE RACIMO SIN EXPLOTAR

En las últimas 72 horas de la guerra, “cuando sabía que una resolución de alto el fuego se ultimaba en el Consejo de Seguridad”, Israel arrojó cientos de miles de bombas de racimo en el Líbano. Estas bombas contienen 184 pequeñas bombas —del tamaño de una granada— que se desperdigan sobre el terreno, convirtiéndolo en un campo minado. Pueden explotar mucho tiempo después de haber sido lanzadas, una característica que las vuelve especialmente eficaces para dañar a la población civil.

Desde el cese del fuego, las bombas de racimo han matado por lo menos a 14 personas y herido a un centenar.

“Lo que conmociona y es completamente inmoral es que 90% de los impactos ocurrieron en las últimas 72 horas del conflicto. Al afectar a la población civil, constituyen una violación del Derecho Humanitario Internacional”, dijo Jan Egeland, subsecretario de Asuntos Humanitarios de la ONU. Egeland informó que ya se encontraron más de 100.000 artefactos sin explotar en 400 puntos del sur del país, pero sólo han podido desactivar 6.000.

Israel se negó a entregar a las Naciones Unidas los mapas que indican dónde utilizó esas bombas, lo que posibilitaría desactivarlas más rápido. Según Amnesty Internacional, sin ellos, la tarea llevará por lo menos una década y un número de víctimas impredecible.

Olga Cristóbal