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21/12/2006|977

La verdadera cara de La Cava

DESPUÉS DE LAS VISITAS ILUSTRES

Que en las últimas semanas La Cava fuera noticia por las visitas “ilustres” de una de las hijas de Bush y de periodistas extranjeros parece una cargada. Pareciera que han convertido a la villa más grande del país en una suerte de atracción turística. Pero el “drama de la gente de La Cava” no se resuelve con una pequeña donación o un par de fotos.

La Cava es el testimonio brutal de la miseria de un régimen social que no tiene nada que ofrecer al pueblo.

En La Cava, levantada en el corazón de San Isidro, hay alrededor de 20 mil personas viviendo en la más absoluta precariedad y miseria. En el distrito más rico del país, los índices de des y malnutrición de los pibes de esta zona superan la media nacional. Las napas freáticas están contaminadas, y como el Municipio no cumple con la frecuencia necesaria con el desagote de pozos ciegos, éstos se desbordan continuamente. La ausencia de una infraestructura básica provoca cortes permanentes de agua y energía, especialmente en verano. Son moneda corriente las inundaciones cada vez que llueve y los incendios, como el ocurrido el lunes 13 de noviembre en La Isla, que sólo fue extinguido gracias a la autoorganización de los vecinos.

Con la excusa de la inseguridad, desde hace dos años y medio La Cava está militarizada por Prefectura (antes) y Gendarmería (hoy). Las razzias son frecuentes y violentas. Recorren los pasillos disparando a mansalva e incluso empleando gases. En La Cava se denunciaron más de 50 casos de gatillo fácil en los últimos años. La inseguridad aumentó porque las grandes bandas de secuestradores y narcotraficantes que operan cuentan con la protección directa de uniformados y fiscales.

En su medio siglo de existencia, el barrio fue construido, ladrillo a ladrillo, chapa a chapa, pasillo a pasillo, por el esfuerzo de los trabajadores que lo habitan, que rellenaron un enorme hueco que dejó abierto la ex Obras Sanitarias buscando napas de agua en la década del ’40. Sin embargo, las generaciones de trabajadores que hicieron el barrio no cuentan ni con el reconocimiento de la escritura o de un resarcimiento económico por el trabajo y el dinero invertidos cuando, por algún motivo, deben dejar sus casas (por ejemplo, para el trazado de nuevas calles).

Urbanización

Como el barrio está rodeado de las mansiones y countries más lujosos del país y ocupa una zona estratégica, entre el acceso norte de la Panamericana y los clubes náuticos y el Río de La Plata, las casi 30 hectáreas que ocupa son de las más codiciadas por la patria inmobiliaria local, que exige erradicar la villa.

Ese es el objetivo del plan de urbanización que impulsan Posse y Kirchner, que en la villa tiene a los ex piqueteros de Barrios de Pie como uno de sus principales defensores. Prometen “Viviendas para Todos”, pero la cantidad de viviendas presupuestadas por el Plan Federal (unas 1.200) no alcanza para la cantidad de familias que viven hoy en La Cava. Varios vecinos, incluso, han rechazado las casas porque son tan chicas que no entra ni la familia ni los muebles. Los materiales son pésimos y están super-sobrevaluadas. Las “condiciones de adjudicación” están hechas para que los punteros entreguen las casas “a dedo” con el apoyo de la “Mesa de Integración Social” que tiene en su seno a las cámaras inmobiliarias y a la Iglesia.

El Municipio está vendiendo varios predios que bordean La Cava. Esos terrenos, si fueran destinados a un verdadero plan de urbanización, podrían garantizar el espacio suficiente para construir una casa confortable para cada familia. Pero Posse licitó el predio de la ex Standard Electric, donde ya se están construyendo nuevos barrios privados. El gigantesco predio de la ex OSN de Beccar (un terreno de similar tamaño al que ocupa La Cava) hace años que está vendido al grupo Cencosud (Jumbo), que pretende construir allí un megacentro comercial y grandes torres de 12 pisos. Ese es el San Isidro distinto que promete Posse.

Los propios trabajadores del Plan Federal están absolutamente precarizados, con salarios debajo del convenio, con extras que no se pagan y una completa inestabilidad laboral. Todo gracias al “plan de capacitación y empleo” que firmó la burocracia de la Uocra con el Municipio.

En varias zonas de La Cava y de otros barrios de Beccar, los vecinos se empezaron a organizar pese a las presiones y extorsiones de los punteros-promotores. Con varios de ellos se vinculó el Polo Obrero comenzando un trabajo común exigiendo al municipio que garantice una vivienda por familia que actualmente viva en el barrio sobre la base de un nuevo censo bajo control vecinal; que los planes de vivienda deben estar bajo el entero control de los vecinos, especialmente en la adjudicación y en la fiscalización de planos, ubicaciones y materiales; hay que abrir los libros municipales y anular todos los contratos de servicios, licitaciones, obras, privatizaciones, comodatos y concesiones para acabar con las camarillas y los negociados.

En La Cava y en San Isidro, necesitamos construir una alternativa obrera y socialista.

Matías Villar