Partido

21/9/2006|964

La vivienda propia, más lejana que nunca

Con un rotundo fracaso debutó el Plan de viviendas para los inquilinos. El que se encargó de ponerlo al descubierto fue Mario Vicens, el patrón de los banqueros de ABA. Ante la pregunta del diario Perfil (17/9) de si 1.500 pesos de cuota no era demasiado para un inquilino que quiera convertirse en propietario de su vivienda, Vicens respondió: “Están calculados para que alguien que alquilaba pueda, probablemente con algún esfuerzo adicional muy pequeño, acceder a una vivienda que no será la misma que alquilaba en un barrio más caro y con las comodidades mayores…”.

El esfuerzo adicional que para Vicens sería “muy pequeño” equivale a un aumento del 50/56%, según calculó el Presidente de la Comisión de Economía del Centro Argentino de Ingenieros, quien aclaró que el que paga hoy un alquiler de 600 pesos deberá pagar una cuota de entre 900 ó 950 pesos para una vivienda inferior y peor ubicada (ídem).

Para pagar una cuota de 900/950 pesos, la familia debería tener un ingreso de 3.000 pesos mensuales, cuando en la franja de los inquilinos el sueldo promedio es de 1.000 pesos. Además, debido a los gastos de escrituración e impuestos inmobiliarios, el comprador deberá saber “que tendrá que contar, en la mano, con unos 14.400 pesos” (Clarín, 17/9).

A todo esto hay que agregar que la tasa de interés es fija para los primeros años (de 2 a 5 años según los bancos), pero que luego pasa a ser variable. O sea que la cuota podría aumentar, aunque el sueldo del deudor hipotecario aumente menos o quede congelado.

El llamado mercado inmobiliario es hoy una fuente especulativa central del gobierno Kirchner. Los precios de las propiedades superan en dólares a los valores de la “nefasta” década de los ’90. Pero con relación a los sueldos, la diferencia es mayor: hoy un sueldo equivale a medio metro cuadrado, cuando en los ’90 representaba 1,2 m 2 .

En estas condiciones, la posibilidad de que el trabajador acceda a una vivienda propia es más acotada que antes, aunque el crédito sea a 30 años.

La trampa del plan es que incita con la propaganda oficial al trabajador-inquilino a comprar a los altos valores actuales, en medio de una “burbuja inmobiliaria”. El peligro que esto implica es mayor: mientras el crédito se valoriza por la tasa de interés que rápidamente se transforma en variable (o en ascenso), las propiedades seguramente comenzarán a perder de valor por la crisis de la “burbuja” que se avecina. En EEUU, en pocas semanas, el valor de la propiedad cayó un 15%, anticipando lo que se viene en la Argentina.

Ante el seguro fracaso del plan, los diarios comentaron que el gobierno le pidió a cada uno de los 17 bancos que adhirieron al mismo que asegure la colocación de 1.000 créditos en el año. De esta manera, en el mejor de los casos, el plan abarcaría a 17.000 inquilinos en un país que tiene un millón de inquilinos. Mientras tanto, los alquileres siguen aumentando.

Diego Diéguez