Partido

15/5/2008|1037

Las provocaciones contra Clarín y las provocaciones de Clarín

Los intelectuales K y la lucha de los obreros del Subte

El martes 13 de mayo, Clarín denunció, en un editorial, una cadena de intimidaciones contra los editores del diario. También puso en evidencia un espionaje informático de su actividad periodística y empresarial, que supone la intervención de organismos de inteligencia. Estos datos indican que la disputa del gobierno contra el multimedio está adquiriendo características mafiosas. Con independencia de los intereses a los que responde Clarín, nosotros repudiamos las amenazas y ‘apretadas’ contra el diario, que parten de los círculos del gobierno y de sus grupos de choque.

Pero Clarín observa esta realidad con un solo ojo. Denuncia los aprietes que recibe, pero no hace lo mismo con los que sufre el movimiento obrero. Es así que en la misma edición del diario presenta la lucha por la democracia sindical que libra el Cuerpo de Delegados de Metrovías como "una pelea gremial en el subte (que) dejó a 300.000 pasajeros a pie". Es como si dijéramos que la pelea entre Magnetto y Kirchner está provocando una fuga de capitales, con lo cual tampoco nos alejaríamos mucho de la verdad.

Para usar una expresión de moda, debemos decir que la lucha por la democracia sindical es un "bien común" y hasta un "bien jurídico". Donde no hay democracia sindical prevalecen las burocracias corrompidas, ligadas a los patrones y al Estado, con prácticas mafiosas, todo lo cual incide en superexplotación, accidentes de trabajo, salarios bajos, desnutrición infantil y decadencia social. Los "300.000 pasajeros de a pie" hubieran debido ser convocados a apoyar a los trabajadores del Subte y a sus delegados, destacando esta lucha por el interés general. Clarín eligió (y no es la primera vez) el método de la provocación, el mismo que denuncia cuando apuntan contra su panoplia de medios. Esto demuestra que, desde su posición de monopolio capitalista de los medios, no tiene capacidad para defender la libertad de prensa ni la libertad de expresión. En el subte no hubo siquiera un conflicto inter-gremial, simplemente porque la burocracia de la UTA actúa como agente confeso, declarado y reconocido de Metrovías y de Kirchner. En la misma línea de provocación de Clarín se alinearon los restantes diarios, las radios y la televisión.

Este atropello en masa contra la verdad y los hechos no mereció, sin embargo, ninguna observación del ideólogo del Observatorio de Medios, el decano Federico Schuster, ni de sus colegas intelectuales Pablo Feinmann, Nicolás Casullo y Horacio González. ¿Sería insultante decir que son intelectos del poder? 

Jorge Altamira