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26/3/2015|1356

Los límites del comunismo revolucionario

Publicamos un fragmento de la carta enviada por el compañero Leonardo Perna, explicando por qué se incorpora al Partido Obrero luego de varios años de militancia en el PCR y el CRCR.


Luego de una serie de debates me incorpore al Partido Obrero luego de varios años de militancia en otra corriente política, el comunismo revolucionario. Me parece indispensable hacer un balance de los años de crisis del PCR y de la formación del CRCR en capital, aportando elementos para una crítica estructurada.


Sobre la crisis del PCR y su ruptura en 2013


Es evidente que la degeneración burguesa de la dirección nacional del PCR (Partido Comunista Revolucionario) estuvo sellada por la política de convivir con enemigos estratégicos de la revolución. Estirando los reagrupamientos tácticos hacia clases enemigas como los terratenientes y banqueros. Esta política tuvo su estación terminal en la alianza con el pool sojero “El Tejar” de los Alvarado.


Como señalan explícitamente en la biografía de Oscar Alvarado: “Hablando de madres y padres, esposas e hijos, Alvarado y Alderete construyeron un puente para el dialogo (…) De aquel encuentro, Alvarado se llevó un documento muy valioso para la CCC, una recopilación encuadernada de todas las posiciones de la CCC en todo el país acerca de la situación social del país desde 1996. Alvarado se comprometió a leerlo en profundidad. Se despidieron con la idea de pensar juntos el tema de las fábricas recuperadas. Una hora después, Alvarado ya había organizado una reunión para el día siguiente para avanzar con el tema. Una hora le había llevado comprometer al presidente del Banco Santander Río, Enrique Cristofani, a Alderete, a Creus y a algunos de sus amigos y colaboradores más cercanos en post del proyecto común. Todo esto sucedía mientras Alvarado estaba llevando a El Tejar a un crecimiento fenomenal, buscando inversores por el mundo y en el proceso de ampliar su staff de manera exponencial” (Emprender con Valores, Editorial Sudamericana 2012). Es difícil encontrar una referencia más nítida de subordinación económica a un sector dominante en la historia de la izquierda argentina. Por lo menos de las que estoy al tanto (…).


Bajo esta situación se desarrollaba un triste proceso de vigilancia interna (…). El eje de ataque principal fue sobre la base de izquierda y sus organizadores políticos utilizando una serie de intervenciones y arbitrariedades. Sin embargo, los interventores fracasaron y las estructuras terminaron vaciadas. Y a su vez estos comprometidos moralmente con su dirección zonal, se fueron transformando en subordinados que intentaron reemplazar las tareas de los desplazados. En consecuencia se fue despolitizando y empobreciendo el debate con el correr de la lucha interna, analizada de conjunto.


Pero este método de desplazamiento político data de antes de la crisis y ruptura del año 2013. Nos sirve de ejemplo la relación con el ‘Perro' Santillán (quien, más allá de los debates, fue el principal referente de la CCC). Fue excluido del PCR en mayo del 2008 tras presentarlo hacia dentro como un filokirchnerista desmovilizado. Pero el problema real era el fuerte seguidismo del PCR Jujuy, en crisis con el Seom, al pejotismo de la provincia. En vez de dar este debate aunque sea sindicalmente, el Comité Central decidió adulterar el asunto y discutió la pertenencia de Santillán al PCR en términos de inteligencia e infiltración. Recién en abril del año 2014 se explicitó esta cuestión a través de varios artículos. “Mientras permanecimos en el PCR hasta nuestra ruptura, nunca orgánicamente se caracterizó a Santillán como ‘quebrado' conociéndose su detención a inicios de la dictadura. Y se dio un tratamiento en términos de crítica político” (nota de VXL del 1/4/14, donde la CRCR defiende como propio un tratamiento de exclusión política sin debate de conjunto)…


Sobre la formación del CRCR en capital


En enero del 2013 se formó el Comité de Reconstrucción del Comunismo Revolucionario (escindidos del PCR de capital principalmente) que, si bien sirvió para dar publicidad a muchos graves hechos, al poco tiempo empezó a mostrar concepciones y unilateralizaciones curiosas, incubadas no sólo por su propia herencia política sino por la forma administrativista con que se fundó. En este sentido es evidente que la conferencia de mediados del 2013 mostró serios límites. En ella, algunos compañeros hicieron el planteo de ir a la abstención electoral táctica, que era talvez el mal menor. Con el objetivo de poder discutir con el conjunto de los compañeros afectados por la reciente fractura y dar tiempo a que madure el debate. Este planteo derivó en un abrupto cierre de la discusión por parte de la dirección del CRCR. Los compañeros que lo plantearon fueron interpelados a los gritos por la dirección. Luego, fueron desplazados por tener una “presión troskista” que sería el correlato de “una ruptura muy de izquierda”. En estas condiciones se integró el frente electoral Camino Popular: sin debate y como parte de una campaña rectificadora centrista (…)


No tuve la dudosa suerte de presenciar este capítulo, me aleje antes, pero lo considero muy importante. Ante esta clausura barata del debate es necesario un balance del rumbo liquidador que representa este tipo de imposiciones. Sobre todo en procesos tan fuertes como la degeneración burguesa de la dirección del PCR y su disgregación política.


En este punto es clave dar la discusión en un auténtico sentido leninista: Sobre los frentes únicos revolucionarios, sus programas históricos y el desarrollo del clasismo. Sobre el abstencionismo, la mistificación de la cuestión electoral y sus requisitos legales. Usados para delimitar la construcción política en el plano electoral para luego aceptar acuerdos miserables. También para debatir el abrupto pase de un programa de izquierda antiimperialista a uno de movimiento liberador. Para mitigar la disputa con las corrientes posmodernas que tienen un perfil de izquierda popular. Plantear estas cuestiones es parte de romper completamente para ir por la independencia política de la clase obrera.


Más allá de mi aporte al debate lo primero que corresponde es mostrar preocupación por estos graves hechos, su dinámica y los límites que muestran; otra cosa sería irresponsable. También sería conciliar con los balances equivocados ante la pérdida de centros de estudiantes, de procesos, de influencia política y de posiciones en el movimiento obrero.


2015: Mirar para adelante


La ampliación del Frente de Izquierda hacia otras organizaciones por medio de acuerdos de principios es un gran paso adelante. En este sentido el CR plantea que no puede firmar el manifiesto del FIT y circunscribe su aporte a la difusión de algunos puntos reivindicativos. El problema es que su estrategia y su programa no tiene encarnadura: no es Lozano y la CTA, ni lo es Altamira y el FIT.


Por eso ante la disgregación del comunismo revolucionario como corriente política nacional, luego de la liquidación en el frente Camino Popular en capital y en FA-UNEN a nivel nacional, es un gran desafío poner sobre la mesa estas cuestiones estratégicas y programáticas. Y el desafío es doble porque la dispersión de una parte de la izquierda en la Ciudad crea refugio a los planteos caducos que el progresismo y la centroizquierda recorrió en otros años.


Es en estos debates en los cuales el Partido Obrero viene sosteniendo posiciones consecuentes y donde el Congreso del Movimiento Obrero y la Izquierda en el Luna Park fue un hito para darlos y para abrir el siguiente capítulo de la lucha. Construyendo la herramienta del frente único en los términos planteados por Lenin e integrada a la construcción del partido revolucionario de la clase obrera en la Argentina.

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