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9/11/2006|971

Metrovías: La mecha está encendida

POR UN CONTROL OBRERO EN EL SUBTE

El jueves 3 de noviembre, varios cientos de pasajeros de la línea D quedaron encerrados en los vagones durante más de cincuenta minutos porque el convoy que los transporataba sufrió un desperfecto mecánico. Diez días antes, el 23 de octubre, en la misma línea había ocurrido un accidente similar, por una falla técnica del sistema de protección automática del tren (ATP) se paralizó una formación en la línea D entre las estaciones 9 de julio y Tribunales, dejando atrapados por casi media hora a sus 800 pasajeros, que debieron autoevacuarse caminando por las vías del túnel. No fue el único. El viernes 20 de octubre tuvo lugar un incendio de origen eléctrico en la estación Alberti de la línea A. Anteriormente, se habían producido tres importantes descarrilamientos que afortunadamente no se cobraron víctimas fatales o de gravedad: el 19 de mayo en la estación Miserere de la A, el 21 de junio en la estación Plaza Italia de la D y el más reciente el 10 de septiembre en Diagonal Norte de la línea C.

Si a esto le sumamos el deplorable estado de las vías y sistemas de cambios del trazado de la línea B, con señales de precaución de 25 y 10 Km/h, estamos ante un panorama bastante inseguro en lo que a operatividad se refiere, y de ello, todo lo que se desprende: mayores riesgos para trabajadores y usuarios, demoras en el servicio y una enorme desidia de parte de los "organismos competentes".

El Cuerpo de Delegados viene planteando la necesidad de conformar comisiones de Higiene y Seguridad con poder de veto para controlar todo aquello que atañe al medio en el cual se manejan usuarios y trabajadores. Dicha propuesta ya quedó plasmada en el Anteproyecto de Convenio Colectivo que aún resta discutir en paritarias con la Empresa.

En el taller Rancagua de la Línea B, ya se encuentra en funcionamiento una comisión de 15 compañeros, que coordinada por sus delegados, lleva adelante un relevamiento de las condiciones de los lugares de trabajo con el agregado de formular soluciones de aplicación inmediata. Dicha experiencia comenzó hace pocas semanas y ya cuenta con el reconocimiento de la empresa, que ha subordinado a la jefatura para que arbitre los medios necesarios que pongan fin a las anomalías denunciadas. Baños, fosas, vestuarios, máquinas herramientas, matafuegos, escaleras y sectores de trabajo no escapan al "ojo clínico" de los trabajadores.

Pero el problema central es la desinversión, que tiene como directa consecuencia la falta de mantenimiento general de las formaciones y la utilización de materiales de menor calidad (por ejemplo, repuestos y/o reparaciones por medio de terceros).

También está en la lista el faltante de personal y el control del estado de las formaciones que irresponsablemente Metrovías y la CNRT dejan salir a circular en la línea, las cuales presentan fisuras, aplanaduras en las ruedas y desgastes excesivos en sus partes mecánicas.

Está planteado disputar el control efectivo del lugar de trabajo, cuestionando seriamente la efectividad de un gerenciamiento tercerizado, como es el caso de la empresa española CAF, que tiene a su cargo el control operativo del taller Rancagua.

Impulsemos la formación de hecho de comisiones de control de Higiene y Seguridad en todos los demás sectores y elaboremos planes de lucha para lograr torcer a nuestro favor esta política de "calidad, servicio y limpieza" que dice brindar Metrovías. Su irresponsabilidad está a la orden del día.

Ariel R. (delegado de Subte)