Partido

26/8/2017

Mica sigue empujando, pa’ que nadie quede atrás

Donación homenaje

@romano_m


Suena reggeaton. Afuera del techo que a la mañana un compañero improvisó con una lona, llueve. Finito y constante. Se embarran las calles de la 21-24, de las que Larreta “asfaltó” solo los primeros cien metros. Debajo del toldo, José dora treinta porciones de pollo. Adentro, casi como de estreno, el local brilla impecable. Reluce el piso, la cocina, el baño. La ensalada rusa espera los tiempos de la parrilla en un fuentón gigante, cerquita del freezer y el anafe nuevos, que gracias a la colaboración de varios compañeros llegaron en tiempo y forma. En la pared a la derecha, atrás de la barra-caja, una decena de fotos muestra a las mujeres del Plenario de Trabajadoras en acción. Del otro, una compañera da las últimas pinceladas a un colibrí de colores vibrantes, que se posa sobre una flor. En perfecta cursiva: Mica.  


 


“Venimos de un local chiquito, donde nació el Polo Obrero de aquí. No teníamos absolutamente nada. Con la lucha y las movilizaciones conseguimos este merendero que funciona hoy en este local y el próximo objetivo que tenemos es un comedor.”, explica orgullosa Inés. “Aquí también funciona un taller de género, estamos abriendo una asamblea por el derecho a la vivienda y un Centro de Practica de Trabajo Social de la UBA que funciona por primera vez en un local del Partido Obrero, aquí en la villa.”


 


Es un local “micaelizado”. Lo dice Hugo, el papá de Mica, cuando entra y lo recorre. “Yo acá la veo a Mica: con los chicos, con todas las actividades que se hacen.”


 


Fue Hugo quien hace un año propuso para homenajear a Mica, que había hecho sus primeras armas en la lucha social participando de la olla popular que se organizaba en el ombú de las barrancas de Belgrano, hacer una donación y reforzar, donde se necesitara, las condiciones con las que los merenderos del Polo Obrero brindan ayuda a los más necesitados. 


 


“Mica no proclamó la solidaridad, la hizo. Yo me he encontrado varias veces con que desde joven he proclamado solidaridad y no llego ni a los talones de lo que ella hizo, a pesar de haber tenido casi tres veces de tiempo más. Nuestros hijos adultos nos enseñan a los padres”, dice más tarde. Y se recuerda con su mujer lavando las ollas de la olla popular del ombú. 


 


Inés le pasa el micrófono Eduardo, que recuerda la humanidad de Mica, que desde temprano en la vida se vinculó a las causas populares y a la construcción de un partido revolucionario para terminar con las injusticias sociales, y su tenacidad en la actividad cotidiana, “Al que estaba tirado, Mica lo levantaba. Al que estaba de pie, lo empujaba. Con los que estábamos yendo, se ponía a la cabeza.”


 


Escuchan en ronda su familia y amigos y compañeros. Juan Manuel, que habla en nombre de todas sus amigas, dice que por su energía y ser tan luchadora es inevitable recordar a Mica con una sonrisa y que eso aliviana, hace que el dolor le pese menos.


 


Es el turno de Ramal: “Una compañera hace unos minutos me dijo `todas las causas eran causa de Mica`.”. “Eso define realmente al socialista y al revolucionario, que no le busca el pelo al huevo para ver dónde tiene que intervenir. Porque en la sociedad en la que vivimos la degradación se manifiesta a través de las lacras más oprobiosas, como el hambre, la trata de personas, la falta de futuro para los chicos de una villa. El socialista no anda eligiendo. Todas las causas son sus causas. Y eso ayuda a entender la preocupación de Mica por lo social, por los más oprimidos, y retrata su militancia: apoyar un merendero, que se tradujo en una militancia estudiantil y en una intensa actividad en el terreno de la mujer. Retrata al militante que todos queremos al lado nuestro y que todos queremos ser y da relevancia a esto que estamos haciendo.”


 


Y, sin quererlo, completa la frase de Eduardo. Porque recuerda a Yupanqui, que decía que todos los compañeros que no están van con nosotros, pa´ que nadie quede atrás. “El que defiende un programa, una historia, una lucha, defiende y tiene presente todos los días a los compañeros que ya no están. Es la única forma de que nadie quede atrás.”


 


Ahí están, un año después, el freezer y el anafe que van a ayudar a que los pibes que van al merendero tengan sus yogurts y se va a poder cocinar. Y ahí está, para siempre y empujando pa´ que nadie quede atrás, Mica. 


 


Foto: Javier Entrerriano