Partido

17/4/2008|1033

No al cierre del Borda y del Moyano

Macri y un gigantesco negociado inmobiliario

Macri no pudo escapar al destino que lleva, periódicamente, a los gobernantes de la Capital a agarrársela con los manicomios. También él, como antes Ibarra y Telerman, quiere "desmanicomializar"; es decir, cerrar los "manicomios".

Anunció un "Plan de Salud Mental" que básicamente consiste en cerrar los hospitales Borda (neurosiquiátrico de hombres) y Moyano (de mujeres), para reemplazarlos por un sistema de atención "descentralizado", "moderno", de "centros de internación" más chicos (diez de 48 camas cada uno) y doce hospitales de día para atención ambulatoria. Además, unos 500 enfermos serían ubicados en "casas de medio camino" y "familias sustitutas".

Macri propone pasar de las 2.500 camas de internación psiquiátrica actuales, ocupadas en su totalidad (2.000 de ellas en el Moyano y el Borda), a menos de 500.

Aceptando que 500 pacientes podrían derivarse a internaciones intermedias, tiene que explicar qué se hace con los 1.500 pacientes restantes. Especialmente si se tiene en cuenta que el promedio de internación es de cinco meses (estadísticas del gobierno de la Ciudad 2006/2007) -una sanata perversa e interesada que terminará con los pacientes en la calle.

La "desmanicomialización" ya fracasó en California y Río Negro. En California se convirtieron en homeless (sin techo, que viven en la calle) y Río Negro manda sus locos a Neuquén.
Entre 400 y 450 internados podrían ser dados de alta, si tuvieran familia u hogar; pero no los tienen. Son casos sociales. El deterioro de las condiciones sociales que generan enfermedad mental es el mismo que impide resocializar a estos enfermos.

Puede ser que sea buena la tendencia hacia tratamientos más breves, en hospitales generales, con menos internación y más socialización. Pero el plan de Macri no tiene nada que ver con esto; se limita a la compactación de servicios, la reducción del presupuesto y la liquidación del hospital estatal y, más en general, a la privatización de la Salud Pública.

¡Es el negociado, estúpido!
Detrás de esta fiebre "desmanicomializadora" se esconden fortísimos intereses inmobiliarios.
Ya bajo el gobierno de De la Rúa se barajaron los proyectos que calificaban como "áreas vacantes" toda la zona de los hospitales Moyano, Borda, Tobar García, Rawson y Muñiz.

Cincuenta y siete hectáreas de invalorables terrenos para el negocio inmobiliario en el límite más próximo de Barracas. Ni hablar ahora, con la reurbanización de lujo de los "Altos de Barracas", con emprendimientos que empalidecen a Puerto Madero. "… la Corporación Buenos Aires Sur tiene en sus archivos el Proyecto Corredor Verde Sur que será desempolvado no bien el Programa de Reforma del Modelo de Atención de Salud Mental comience a instrumentarse, confirmaron fuentes hospitalarias" (Crítica, 1/ 4).

El probable traslado de la sede del Gobierno porteño a esos predios es coherente con la privatización de las 57 hectáreas de oro. La radicación del gobierno servirá de pretexto para encarar obras (pavimentación, servicios) en la zona, que luego serán aprovechadas por los megaproyectos.

Tercerización
La otra gran vertiente comercial del "modelo de atención de salud mental" de Macri, es la "tercerizción" de las prestaciones. Ya en la actualidad, por iniciativa del último secretario de Salud de Ibarra, se llevan gastados 40 millones en la remodelación de pabellones del Moyano. Durante las obras, por los pacientes trasladados a clínicas privadas, se están pagando "3.200 pesos mensuales por cada uno, cuando el Nomenclador Municipal fija un arancel de 750 pesos para la totalidad de una internación psiquiátrica prolongada" (ídem).

La ausencia de casas de medio camino, hostales, granjas colectivas, en el ámbito estatal, plantea su contratación a entidades privadas y ONG. Se trata de abastecer a una población equivalente a 2.500 internaciones, más unas 540.000 consultas anuales en toda el área de Salud Mental de la Ciudad (Moyano, Borda y hospitales municipales de agudos); se puede ver el tipo de negocio de que se trata.

Nadie puede defender el estado actual de los neuropsiquiátricos estatales y de los servicios de salud mental en general de la Ciudad, víctimas del abandono presupuestario, con su secuela de deterioro edilicio y falta desesperante de insumos y de personal rentado, profesional, técnico y de enfermería.

Pero que en nombre "de la dignidad de todos y los derechos humanos" (Macri) y de "terminar con la vergüenza y el deterioro" (Michetti) se monte un plan de privatización de la salud y negociados inmobiliarios, es una impostura que debe ser duramente denunciada.

El Partido Obrero se opone al plan Macri de privatización de la salud pública en general y de la salud mental que es parte de ella. Reclama la triplicación del presupuesto para mejorar los hospitales y centros de salud existentes, para sueldos de médicos y enfermeras, psicólogos y asistentes sociales; para crear los centros necesarios de atención, rehabilitación y formación profesional; implantar un subsidio para las familias pobres con enfermos mentales, que financie su manutención y tratamientos.

No a las tercerizaciones, contratación de ONG y privatizaciones. Por un sistema de atención de salud mental estatal, bajo la dirección de los trabajadores.

Sin estas medidas, todo proyecto de "desmanicomialización" no pasa de ser una demagogia que sirve para justificar la privatización de la salud pública.

Sergio Villamil y Elena Florin