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15/5/2008|1037

No al cierre del Borda y el Moyano

En Prensa Obrera 1033 publicamos una nota sobre el proyecto de Salud Mental presentado por Macri, que incluye el cierre de los neuropsiquiátricos Borda y Moyano.

La nota provocó las críticas de un sector de profesores y estudiantes de la Facultad de Psicología de la UBA, que defienden la "desmanicomialización" en salud mental.

(Las páginas de Prensa Obrera están abiertas para que expresen su posición, C. deR.).

Mientras tanto, una movilización vigorosa de profesionales, enfermeros y organizaciones gremiales arrancó un compromiso oficial de que los hospitales no van a ser cerrados.

Nos preguntamos: ese desenlace ¿es o no un triunfo de los trabajadores de la salud pública en general y de la salud mental en particular, contra la política liquidadora y privatista del macrismo? Nosotros opinamos que sí.

No pretendemos fijar posición en relación con las diversas corrientes terapéuticas en salud mental. Nuestro punto de vista es el siguiente: cuando gobiernos como el de Macri ahora, o los de Ibarra, De la Rúa, o Telerman anteriormente, abogan por la "desmanicomialización" y el cierre de los neuropsiquiátricos, pretenden avanzar en una política de liquidación del hospital estatal en beneficio de empresas privadas de salud, e incluso de negocios inmobiliarios millonarios.

La nuestra no es una posición novedosa. Lo planteamos hace años ante los proyectos de cierre del Borda y el Moyano bajo De la Rúa ("áreas vacantes") y luego durante el debate sobre la ley 448 de salud mental. De progresar esas políticas, sostuvimos, un sector de pacientes engrosará el negocio de las clínicas y consultorios privados. Y otro sector, enormemente mayoritario, sin familia ni contención social, quedará librado a su propia suerte. El Estado no sólo no prevé presupuestos para hospitales de día, casas de medio camino y familias sustitutas: ni siquiera garantiza los más elementales insumos para el funcionamiento de los hospitales.

Las experiencias del cierre de hospicios, en Canadá o en la provincia de Río Negro, exponen un ejemplo vivo del fracaso de esas políticas en el marco del Estado capitalista. Los enfermos mentales pasaron a engrosar las filas de los "sin techo" en un caso, o fueron, en nuestro país, "exportados" a otras regiones.

En polémica reciente sobre el modelo de Río Negro, especialistas vinculados con ese programa reconocieron su fracaso: "Las reformas de ese periodo (mercantilización del sistema de salud en la década del 90) resultaron el campo menos propicio para el desarrollo de la atención comunitaria en salud mental, que requiere de políticas sociales universales e inclusivas" (licenciada Alicia Stolkiner), en respuesta al doctor Wilbur R. Grimson, quien escribió: "Debimos internar a pacientes psicóticos traídos por el avión de la gobernación en el Borda durante mi gestión como jefe de Asistencia Psiquiátrica del Ministerio, para que Río Negro cumpliera con su avance progresista" (citas de [email protected] Abril 21 y 23, 2008)

Pero no será Macri quien impulse "políticas sociales universales e inclusivas", como no lo fueron Ibarra o De la Rúa, y mucho menos los Kirchner. La "mercantilización del sistema de salud" ha avanzado y no retrocedido luego de Menem. Baste ver el desarrollo de las pre-pagas o el mercado de medicamentos, a costa del derrumbe de la salud pública y las obras sociales.

Repetimos: no al cierre del Borda y el Moyano. Triplicación del presupuesto de salud para nombramientos, reformas edilicias y aumentos salariales. Subsidio económico para familias con enfermos mentales graves. Plan de salud estatal, bajo control de los trabajadores, financiado con impuestos progresivos a los capitalistas. Derrotemos las políticas de privatización de la salud pública por los pulpos capitalistas y el Banco Mundial, y al régimen político y social que las instrumenta.

Sobre esa base, la salud mental contará con los recursos necesarios para que sus profesionales y científicos desplieguen, sin restricciones, todas sus posibilidades de desarrollo.

Sergio Villamil