Partido

29/10/2013|1291

“Nos separa una barrera infranqueable”

Durante la mañana del domingo 20 de octubre, el Partido Obrero realizó un acto en la esquina de Luján y Perdriel, el lugar exacto donde Mariano cayó bajo las balas de la patota asesina de Pedraza, tres años atrás. Allí se descubrió una placa. En un acto cargado de emoción y energía, hablaron Marcelo Mache, amigo y compañero de militancia de Mariano; Omar Merino, de Causa Ferroviaria; Gabriel Solano, Néstor Pitrola y Jorge Altamira. A continuación, transcribimos completo el discurso de Altamira.

Compañeras, compañeros: La emoción que nos embarga a todos hoy, al cumplirse el tercer aniversario del asesinato de Mariano Ferreyra, no es una emoción desconocida para millones y millones de trabajadores. La historia de los explotados, la historia del movimiento obrero de este mundo, la historia de los trabajadores y de la juventud de este país ha sido regada con sangre de estos luchadores, de estos trabajadores y de esta clase obrera.


Antes de nosotros, generaciones enteras se reunieron, como nos estamos reuniendo nosotros, porque uno o dos o más compañeros habían caído en la lucha, abatidos por el aparato represivo, las barras bravas o las bandas fascistas. Hoy, nos reunimos también con ellos, hoy tenemos la emoción que, en su momento, nos embargó cuando asesinaron a Kosteki y Santillán. Hoy, tenemos la emoción -cuando en la clandestinidad-, nos enterábamos de los compañeros que eran secuestrados y asesinados por la dictadura militar. De Fernando Sánchez, de Marcelo Arias, obreros de nuestro partido, que fueron asesinados, porque secuestrados o desaparecidos jamás les dijeron a sus torturadores dónde se encontraba el resto de sus compañeros.


Me viene a la memoria, para que sepan de qué madera está construido este partido, lo ocurrido con el compañero Marcelo Arias, quien, bajo tortura, aceptó llamar por teléfono al responsable de su equipo, para hacerle una cita como le pedían los torturadores y poder secuestrarlo también. Marcelo marcó el número, se comunicó con el compañero y le dijo "Perro, rajate, me están torturando, te quieren secuestrar".


Estas emociones refuerzan nuestro vínculo con el proletariado mundial de todas las épocas, que ha pagado con tremendos sacrificios el esfuerzo de luchar por su liberación. Estas palabras son más oportunas que nunca, paradójicamente, porque estamos en campaña electoral. En la campaña electoral, nos sentamos en un estudio de televisión con alguien que representa a la otra vereda de esta historia: que representa a la patronal, al capitalismo y a los explotadores y, por lo tanto, son responsables sociales y políticos de estos crímenes. La campaña electoral y la lucha parlamentaria, por un momento, parece diluir o borrar lo que nos separa, que es algo infranqueable, y que sólo podrá ser superado, históricamente, con la revolución socialista y el gobierno de los trabajadores. Entonces, en un momento de charlatanería electoral y parlamentaria, les recuerdo a todos y reafirmo desde aquí lo que también dije el viernes pasado (Nota: en el acto frente a los tribunales de Comodoro Py): "nos separa un abismo enorme".


Si algo ha caracterizado a los nacionales y populares en este país (no de hoy, sino de siempre), es que en el momento decisivo han demostrado desprecio por la clase obrera y han apelado a los recursos últimos del capital contra la clase obrera. Desde la Semana Trágica de Yrigoyen, desde los obreros de la Patagonia, desde el bombardeo en el Chaco (Pilagá, bajo el gobierno de Perón, en 1947), los compañeros perseguidos, las huelgas. Cada vez que el movimiento obrero deja de ser furgón de cola de ellos y pasa a ostentar una posición independiente, hay represión y hay muerte.


Nuestro compañero Mariano Ferreyra tiene el honor haber caído junto a la lista de todos estos héroes. El gobierno nacional que tenemos ahora ha sido, en este sentido, uno de los más pérfidos, atribuyéndonos a nosotros la responsabilidad por este crimen. El mensaje es que no hay que luchar, que hay que resignarse a la explotación y a la arbitrariedad, que hay que dejar que los Pedraza sigan dominando; que hay que dejar que los Aníbal Fernández, que la Policía Federal y que las barras bravas sigan dominando; que en las empresas y en los campos, los patrones hagan lo que se les viene en gana. Ese es el mensaje político del gobierno.


Sin embargo, una vez más, son ellos los responsables del crimen, porque Pedraza es una criatura de ellos, otra criatura de ellos es Cavallieri, apoyados y regimentados por el Estado. Esta responsabilidad política por el crimen de un luchador no la disimula ni atenúa ningún juicio o condena posteriores. Si realmente hubieran asumido la responsabilidad frente a este crimen, hubieran echado a los concesionarios del ferrocarril, hubieran nacionalizado el ferrocarril, hubieran establecido el control obrero, hubieran expulsado a los burócratas asesinos de los sindicatos, hubieran llamado a los obreros a tomar la dirección de los sindicatos. Si hubieran hecho eso, nosotros sí habríamos dicho: "sí, forman parte de los que lucharon por la justicia para Mariano". Pero, al revés, han reforzado esa estructura política y social, han reforzado las patotas, han reforzado las barras bravas. Entonces, siguen siendo culpables.


Son culpables históricos, sociales y políticos del asesinato de nuestro compañero Mariano Ferreyra. Este mensaje del Partido Obrero ha calado en la juventud, que está dispuesta a que esto no vuelva a ocurrir, que está dispuesta a luchar para erradicar todas las condiciones que han llevado a este crimen.


Lo ocurrido ayer (se refiere al nuevo choque en la estación de Once) es la última palada de tierra en la sepultura de este gobierno. Porque lo ocurrido ayer es el resultado del mismo sistema de intereses que se llevó la vida de nuestro compañero Mariano Ferreyra; de los mismos intereses, que, como se dijo acá, han sido defendidos a muerte por los oficialistas, incluso después de la masacre de Once. El pueblo argentino tiene que entender que si hubieran metido el bisturí donde corresponde el 20 de octubre de 2010, hoy habría 51 trabajadores argentinos vivos y no hubiera ocurrido lo de ayer.


Detrás del encubrimiento de este asesinato, detrás de la falta de capacidad de ir hasta la raíz de estos problemas, no sólo está la muerte de Mariano Ferreyra, está la muerte de decenas y decenas de argentinos. Esto es lo que se ha puesto en evidencia en forma rotunda en esta ocasión. Pero nuestra venganza política será implacable. Esto no termina ni en un tribunal oral y esto no termina en una cámara de Casación. La venganza política implacable es el desarrollo a fondo de la independencia de los trabajadores, de su conciencia política, de su capacidad de organización para que de este modo sepulten definitivamente a los gobiernos capitalistas e instauren un gobierno de trabajadores. Ese día, más fuerte que nunca, vamos a decir "Mariano Ferreyra, presente". Ese día, más que nunca, homenajearemos definitivamente a los que antes de nosotros lucharon por esta misma causa.


Hace muchos años, me tocó escuchar una canción que se llamaba "Homenaje a los mártires", también conocida como la "Marcha fúnebre de la revolución de 1905", y empezaba de esta manera: "Adiós, compañeros / Adiós, nobles corazones / Adiós".


Gracias.