Partido

21/9/2006|964

Perpetua a Etchecolaz

Miguel Angel Etchecolatz se había convertido, entre los criminales de la dictadura, en la figura que encarnaba, con sus provocaciones mediáticas y no mediáticas, la confianza de los represores en la protección incondicional del Estado. La condena a perpetua que recibió el martes pasado por sus crímenes bajo la dictadura, puso de manifiesto su descomunal error. La lucha popular, cuando es tenaz y masiva, puede doblegar la complicidad que el Estado capitalista ofrece a sus servidores políticos; cuando adquiere un carácter más sistemático aún y es estratégica, es capaz de destruir ese mismo Estado opresor. Como se trata del fallo de un Tribunal Oral, una mayoría opina lo contrario, que se ha puesto de manifiesto la capacidad de ese Estado de recoger una demanda democrática. Si este es el caso debieran explicar por qué hubo que esperar para ello treinta años, durante los cuales se turnaron en el gobierno, en coaliciones cambiantes, los mismos personajes y los mismos partidos que tienen hoy el timón del Estado. También debieran explicar por qué un Estado dispuesto a tomar en cuenta demandas democráticas sigue gobernando con el ‘gatillo fácil’, la represión a los trabajadores y la ‘prescripción’ de los delitos cometidos por los jerarcas y compañías capitalistas. Con la perpetua a Etchecolatz el Estado capitalista echa lastre para mejor posicionarse en oposición a otras demandas políticas del pueblo. Busca posicionarse mejor para defender a las instituciones represivas del Estado y, particularmente, su estructura jerárquica y conspirativa — como lo son las fuerzas armadas y los servicios de espionaje y de seguridad. Busca también defender mejor a sus jueces y a sus políticos, los cuales están encargados de asegurar, desde el poder del Estado, la reproducción ininterrumpida del orden capitalista.

La ‘demora’ para llegar a este fallo no es casual, ni tampoco el cambio de frente de la burguesía gobernante: de los represores acusados por el genocidio de la dictadura (casi 1.500) casi un 30% ya murieron gozando de la más plena impunidad, mientras que solo uno de cada diez está bajo proceso; aquellos que fueron condenados disfrutan su “condena” en verdaderos “spa” de regimientos o en el propio living de su casa.

La perpetua para este verdadera asesino serial que es Etchecolatz debe ser un aliciente para reforzar la lucha corriente contra la represión en todas sus formas — desde el castigo a los ejecutores políticos de la masacre de Puente Pueyrredón hasta la exigencia de que se retire la Gendarmería de Santa Cruz. Es una oportunidad para formar comités contra la represión y contra el gatillo fácil en todas las barriadas, para llegar a una Comité Nacional de delegados para la lucha contra el despotismo del aparato estatal.

H. S.