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14/12/2006|976

Romina sigue presa

La Justicia jujeña rechazó el pedido de excarcelación planteado por la defensa de Romina Tejerina.

El ensañamiento contra Romina —todos los casos posteriores de infanticidio fueron absueltos– se explica porque delató que el infanticidio no es un acto excepcional sino una respuesta tan atroz como frecuente ante la violación. Mostró uno de los efectos más crueles de la ilegalidad del aborto. Demostró que el Estado protege a los violadores y persigue a las víctimas. Y la libertad de Romina se convirtió en una bandera del movimiento de mujeres.

Su absolución es una derrota política que el gobierno y la Curia quieren evitar. Este mes, el diario La Nación (9/11), en un extenso editorial, pidió que siga presa. El abogado del violador tuvo espacio en todos los medios.

La defensa de Romina declaró que en la decisión de la Justicia jujeña “habría un claro apartamiento con lo sostenido por la Corte Suprema de Justicia de la Nación y lo único que hacen es demorar la libertad, obligando a llegar nuevamente ante la Corte”.

No hay que tener un gramo de confianza en la Corte.

En su dictamen mezquino desoyó todos los considerandos del procurador Esteban Righi, que había catalogado el juicio que condenó a Romina como insanablemente nulo.

Se limitó a decir que la Justicia jujeña debía revisar el pedido de excarcelación y responder de inmediato la apelación de la condena.

Y sobreseyó definitivamente al violador sin aceptar que se incorporaran pruebas elementales, como el ADN.

Hay un solo camino para liberar a Romina: la movilización.

 

Olga Cristóbal