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22/9/2016|1429

Sánchez, constructor de Política Obrera

El 23 de septiembre se cumplen 39 años del secuestro y desaparición de los compañeros Fernando Sánchez y Gustavo “Mondragón” Grassi, militantes de Política Obrera. Ambos fueron secuestrados en la vía pública y llevados al centro clandestino “El Atlético” y, posteriormente, a la Escuela de Mecánica de la Armada. Hasta hoy, los responsables de sus desapariciones no han sido juzgados.


Fernando formó parte de todo un bloque de estudiantes de la UBA que en 1968 abandonamos el morenismo (PRT) para ingresar en Política Obrera, organización precursora del Partido Obrero. Fernando era un destacado militante estudiantil de la Facultad de Económicas. De esa facultad, de Medicina y de Farmacia, provino el grueso de los que rompimos con el morenismo que, por esa época, se encontraba en plena división entre el PRT “La Verdad” (Nahuel Moreno) y el PRT “El Combatiente” (Roberto Santucho). En la incorporación de esa camada a PO, influyó más el rechazo al oportunismo del morenismo, respecto del peronismo y a la burocracia sindical, que la cuestión de la lucha armada, discrepancia central en la ruptura del PRT y tema sumamente atractivo para toda la juventud de esa etapa, fuertemente influida por la revolución cubana. La crítica de PO al oportunismo morenista resultaba demoledora.


 


La primera tarea que encaramos con Fernando fue nuestra radicación en La Plata, con el objetivo de abrir dicha regional, iniciar un trabajo en la universidad y penetrar en el movimiento obrero. Y así fue. En poco tiempo habíamos constituido una agrupación estudiantil en la FULP y nos “proletarizamos”, al principio en talleres metalúrgicos y luego en fábricas importantes de la zona. La proletarización de PO era criticada -y admirada a la vez- por la juventud stalinista, la mayoría de ella, entonces, en la fracción Partido Comunista Revolucionario, de la que ganamos una veintena de militantes. Nuestro debut en la clase obrera fue la gran huelga petrolera de Ensenada contra el gobierno de Onganía. Y nuestras primeras armas, colaborar con la disuasión de los carneros, en una Ensenada totalmente militarizada.


 


Fernando era un militante excepcional, de una entrega, un tesón y una sistematicidad difíciles de seguir; a lo que sumaba una calidad humana y una bonhomía excepcionales. Luego de un año de instalados en La Plata, habíamos logrado asentarnos en la FULP, particularmente en las facultades de Humanidades y Arquitectura. Y teníamos una periferia de contactos en el movimiento obrero fabril: las metalúrgicas de Villa Elisa, el frigorífico Swift de Berisso, docentes y estudiantes secundarios de La Plata. Entonces Fernando se volvió a Buenos Aires a continuar el trabajo en el movimiento obrero, dentro de fábrica.


 


En 1975, cuando las fuerzas armadas, la burocracia sindical y el gobierno de Isabel Perón coparon Villa Constitución y derrotaron a los trabajadores metalúrgicos que habían recuperado la seccional de la UOM, Fernando tuvo una intensa participación en la resistencia obrera. Esa lucha le costó meses de cárcel a disposición del Poder Ejecutivo en el penal de Coronda.


 


Luego, bajo la dictadura, continuó desarrollando su actividad militante en la clandestinidad. Fue secuestrado el 23 de septiembre de 1977 junto a Gustavo Grassi (“Mondragón”). Tenía 36 años. No pudo conocer a su hijo, que nació el año siguiente.


 


Fue uno de los grandes constructores de nuestra organización.


 


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