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24/8/2006|960

Sungur Savran, de ISCI Mucaladesi (Lucha Obrera), de Turquia: “Por el frente único de los trabajadores”

Sungur Savran es dirigente de la organización ISCI Mucaladesi (Lucha Obrera) de Turquía que integra la Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional. Prensa Obrera sostuvo con Sungur una larga conversación sobre la situación de Turquía.

— Turquía es un país cruzado por contradicciones…


— Turquía es un país que se encuentra de manera casi permanente en crisis como consecuencia de serias contradicciones. La primera contradicción es el papel que el imperialismo quiere que Turquía juegue en la región que va de los Balcanes al Medio Oriente y Asia Central. Hay también una división interna dentro de la propia burguesía turca, aunque en realidad hay aquí más de una contradicción. Está la candente cuestión kurda, que ha estado en la agenda por más de dos décadas. Y existe, por supuesto, una muy seria cuestión social, en la medida en que se han implementado las llamadas “reformas de mercado” en los últimos veinte años.


— ¿Cuál es el papel que el imperialismo reserva a Turquía?


— Ahora resulta claro que en los últimos quince años surgió un nuevo eje en Medio Oriente, formado por Estados Unidos, Israel y Turquía. Antes, Turquía no tenía relaciones tan próximas con Israel pero, irónicamente, bajo el anterior gobierno islámico, se alcanzaron acuerdos militares muy importantes. Los militares turcos están trabajando codo a codo con Israel y Estados Unidos en muchos de los problemas que surgen en la región.


Si lo miramos desde una perspectiva más amplia, Turquía es la sucesora de un imperio multinacional, el imperio otomano, lo que significa que existen reliquias de ese imperio desde los Balcanes al Medio Oriente, que Turquía intenta explotar para influir en los asuntos de muchos y muy diferentes países.


El segundo aspecto es que luego del colapso de la Unión Soviética, surgieron una serie de estados independientes en el Cáucaso y Asia Central. Estos países tienen una composición étnica muy similar a la de Turquía, en la medida en que tienen los mismos orígenes que la mayoría de la población de Turquía, los turcos de Anatolia. Estas afinidades históricas, culturales y lingüísticas son usadas por Turquía para extender su influencia, para hegemonizar las nuevas repúblicas independientes de la ex URSS en Asia Central.


En este intento ha sufrido varios fracaso. Sin embargo, pienso que cuando los Estados Unidos se vuelque hacia el Asia Central y el Caucaso, si logra concluir su tarea en Medio Oriente, Turquía entrará en el juego del lado de Estados Unidos.


En todo sentido, Turquía es considerado un aliado muy estrecho por los Estados Unidos; en muchos sectores de la Unión Europea se lo considera un huésped no bienvenido (Turquía está discutiendo su ingreso a la UE) tanto por ser un país islámico como por considerarlo un gran “caballo de Troya” de los Estados Unidos. Los que dentro de la UE quieren admitir a Turquía como miembro, miran primariamente a Turquía como una potencia militar y planean usarla en toda la región. Turquía tiene el tercer ejército más fuerte de la región, luego de Rusia e Israel y es un ejército que ha sido templado en la guerra contra los kurdos durante los últimos veinte años. Se ha modernizado en los últimos años y sería un aliado muy útil, tanto para Estados Unidos como para la UE.


— ¿Esa fuerza militar tan poderosa juega un papel relevante en la crisis política interna?


— El ejército ha jugado siempre un papel muy importante en la vida política interna, desde 1966 a través de diferentes intervenciones de diversa naturaleza. El ejército tomó las riendas del país en sus manos y sacudió la vida política del país de acuerdo a sus propias concepciones. Esta fuerza se ve ahora reforzada por el hecho de que tanto los partidos de centroderecha como de centroizquierda de la burguesía se han visto inmensamente fragmentados como consecuencia de la crisis de los últimos diez o quince años. Los dos partidos que estuvieron en el poder en los años ’80 y ’90, sólo han sido capaces de obtener el 1% o el 2% de los votos en las elecciones de 2002, en las que fue elegido el partido pro-islámico que está en el gobierno.


Por esta razón, para la burguesía que quiere integrarse a Occidente, la única fuerza política real que defiende sus intereses es el ejército. En este sentido, el ejército es el principal competidor por el poder con el gobierno pro-islámico.


— ¿Bajo el gobierno islámico del primer ministro Erdogan continuó la alianza con Israel?


— De la manera más hipócrita: criticó los bombardeos israelíes pero continuó la alianza con Israel e incluso lo ayudó durante la última guerra del Líbano, forzando a aterrizar en su territorio a aviones de transporte iraníes que supuestamente llevaban armas para Hezbollah. Sin embargo, la base del partido, e incluso una parte de su aparato, se oponen a la ofensiva norteamericana en Medio Oriente. Esta es una de las razones por las cuales, en 2003, los parlamentarios del partido oficial rechazaron la propuesta del gobierno de sumarse a la ofensiva norteamericana contra Irak. Fue una seria derrota para Estados Unidos.


— ¿Hay un nuevo reagrupamiento burgués?


— No hay nada. La burguesía pro-occidental, el sector verdaderamente hegemónico de la burguesía turca, está llamando, por un lado, al ex presidente Demirel, de ochenta años de edad, a encabezar una coalición de fuerzas de derecha e izquierda, incluyendo a los fascistas, para vencer a Erdogan en las elecciones de 2007; por otro lado, el también octogenario ex primer ministro Ecevit, llamó a todos los partidos burgueses, incluidos los fascistas, a unirse contra Erdogan. Pero el problema es que no pueden unirse y todas las encuestas muestran que Ergogan ganará las elecciones y que muchos de sus opositores no llegarán al 10% (el mínimo necesario para entrar en el parlamento).


Lo que aparece diseñarse es una coalición entre los llamados socialdemócratas del Partido Republicano Popular, y los fascistas, que son uno de los contendientes por el poder. La cuestión es quien quedará en segundo lugar. Porque si los fascistas ganan, habrá un primer ministro fascista por primera vez en Turquía. Este es la perspectiva que alertamos a la izquierda turca, al movimiento obrero turco.


— ¿Qué papel juega la izquierda en esta crisis?


— La izquierda ha sido hegemonizada, al menos en los últimos diez años, por dos corrientes que han degenerado: de una parte la izquierda liberal, democratizante; del otro lado, una izquierda nacionalista. La izquierda liberal es pro-UE, que ve su salvación en la democracia europea; es un canal a través del cual el ala liberal de la burguesía influencia a la izquierda y al movimiento obrero. La izquierda nacionalista es partidaria del ejército. Quiere al ejército en el gobierno y en los últimos tiempos ha llegado a aliarse en las calles con los fascistas.


Existe, por supuesto, una izquierda que no es liberal ni nacionalista; pero no tiene la fuerza política e ideológica para enfrentar estas tendencias, que son un reflejo de la división de la burguesía en el campo de la izquierda y el movimiento obrero.


Lucha Obrera, nuestra organización, lucha contra ambas tendencias burguesas que influencian a la izquierda y al movimiento obrero. Turquía, que ha estado, de hecho, bajo la más estrecha vigilancia del FMI por los últimos siete años, en los tres primeros años tuvo un gobierno de la llamada izquierda nacional y en los cuatro siguientes un gobierno islámico.


Ante la amenaza de los militares y los fascistas, llamamos a un frente único de los trabajadores y tratamos de promover esta idea en la izquierda y el movimiento obrero.


También estamos tratando de convencer al movimiento kurdo de que una alianza con una alianza con los kurdos de Irak, aliados a los norteamericanos, o con la burguesía turca, no es una salida. Tratamos de convencerlos de que se alíen con la clase obrera. Nuestro pequeño grupo fue uno de los que integró en las elecciones de 1995 el bloque Trabajo, Paz y Libertad, una alianza entre distintos componentes del movimiento social y el movimiento kurdo. En las elecciones de 2002 se presentó nuevamente este bloque. En las primeras elecciones obtuvimos el 4,5% de los votos; en la segunda, el 6%.


Esta es nuestra perspectiva para las elecciones: un frente unido de los trabajadores, un frente de lucha contra la intervención militar y los fascistas.


— ¿En qué situación se encuentra la lucha nacional kurda?


— Debemos separar tajantemente la situación del movimiento kurdo en Irak y en Turquía. Los dirigentes kurdos iraquíes han trabajado codo a codo, desde el principio, incluso desde 1991, con los norteamericanos. Han llegado a un nivel vergonzoso de colaboración con el imperialismo. Lo condenamos severamente, aún reconociendo los sufrimientos del pueblo kurdo de Irak. Sin embargo, esta política es negativa para los intereses del pueblo kurdo, porque la mayoría de los turcos vive dentro de Turquía, oprimidos por el gobierno turco que es un aliado de los Estados Unidos. Los norteamericanos tienen un aliado a un lado de la frontera (el líder kurdo de Irak, Barzani) y a otro del otro lado de la frontera (el gobierno turco) para aplastar al PKK, el partido que encabeza la lucha nacional de los kurdos de Turquía. Barzani ha trabajado en el pasado codo a codo con el estado turco para combatir militarmente al PKK.


En Turquía, entre las dos guerras mundiales, hubo 18 levantamientos kurdos, todos ferozmente reprimidos. El último levantamiento, que comenzó en 1984, es el más importante de todos; el gobierno turco no pudo aplastarlo en el curso de estos veintidós años. En 1991, estalló lo que los kurdos llaman “serhildan”, que es la palabra kurda por “intifada”. Por dos años, en nuestra opinión, hubo entonces una situación revolucionaria en Kurdistán. Ahora, después de varios años de estancamiento, después de la detención de Ocalam (el principal dirigente del PKK), se ha visto en los últimos dos años una nueva tendencia hacia el “serhildan”.


— ¿Qué papel juega la clase obrera?


— Las dos décadas entre 1960/1980, fueron el punto más alto de la lucha del movimiento obrero. Hubo grandes y muy importantes luchas. En 1970, hubo un levantamiento similar al Cordobazo. El 1° de Mayo de 1977 reunió medio millón de trabajadores. En esta época, los trabajadores formaron una central muy combativa, llamada DSK. En 1982, los militares dieron un golpe totalmente reaccionario que fue un ataque directo contra la clase obrera. Aunque la clase obrera libró batallas heroicas contra los militares y los fascistas, fue seriamente derrotada porque careció de una orientación política clara. La clase obrera quedó, por lo que restaba del siglo, en una situación muy difícil. Hacia fines de los años ‘90, el movimiento obrero se recuperó pero una nueva intervención militar, en 1997, lo golpeó nuevamente; después de este golpe, comenzó la degeneración final de una parte sustancial de la izquierda. Al mismo tiempo, Turquía comenzó las negociaciones para ingresar a la UE. Estos dos factores, la degeneración de la izquierda y el “opio” de la UE para las masas, llevaron al aislamiento a las luchas que se desarrollaron. Nos enfrentamos a una situación muy difícil: la amenaza del ascenso del fascismo, la amenaza de una intervención militar, la continuidad de la ofensiva social de la burguesía, sin un movimiento obrero que realmente esté en condiciones de luchar contra esto.


— ¿Cómo interviene Lucha Obrera?


— El trotskismo turco surgió en los primeros años de la década de ’70. Nosotros nos convertimos en un grupo político en 1990; llevamos adelante quince años de lucha política. Por esta razón somos, como otros grupos trotskistas, no muy grandes. Tenemos un periódico, Lucha Obrera, con un lenguaje llano dirigido a la clase obrera y una revista teórica, Marxismo Revolucionario.


Desarrollamos trabajo en las universidades, en los colegios, en los barrios en tres ciudades -Estambul, Izmir (Esmirna) y Adana, el segundo centro industrial turco). Hemos tenido recientemente éxitos en establecer relaciones con sectores de la clase obrera industrial, especialmente en la gran región que rodea Estambul. Y en la actualidad estamos trabajando en otra zona industrial en la región sudoeste.