Juan Carlos Lascurain, presidente de la UIA y hombre de Techint; Cristiano Rattazzi, presidente de la Fiat, y Jorge Brito, presidente del Banco Macro, se encontraban en la primera fila de los que, en el Salón Blanco, fueron a aplaudir los discursos de la Presidenta y del ministro Losteau. Los acompañaba Mario Ravettino, del consorcio ABC (los grandes exportadores de carne) y César Alierta, de Telefónica y Telecom. Este es el elenco oligárquico de la industria, la exportación y la banca, que fue a sostener la lucha del gobierno contra la oligarquía rural.

Los mencionados fueron a respaldar la política devaluatoria del gobierno, o sea un peso subsidiado para los exportadores de autos, aceros, minerales, pescado y carne, y un régimen de superávit fiscal que permita pagar los títulos de la deuda externa en poder de los grandes bancos. Estaban allí para dejar en claro que el gobierno no es un grupo alocado de funcionarios, ni que sus diatribas están inspiradas por el fanatismo ideológico, sino el representante de grandes intereses financieros y comerciales.  

Estos pulpos venden en euros, reales y yuanes (a Europa, Brasil y China), pero pagan en pesos de valor cada vez menor. Ni siquiera cobran en dólares devaluados, pues la exportación a Estados Unidos oscila en el 10%.

Mientras los pulpos de la exportación festejaban al gobierno, éste aumentaba un 13% la cuota mensual de los montributistas.

Los "nacionales y populares" gobiernan para los grandes pulpos exportadores y la banca acreedora.