Palacios no se postulará nuevamente a la dirección de la UTA, y también dejará el lugar en la CGT de Moyano. La renuncia estalla por un operativo armado por el diario Perfil , que sacó “la carpeta” de Palacios: aparece comprando un campo en la Provincia de Buenos Aires.

Sin embargo, los negocios y la buena vida de los burócratas sindicales no son un fenómeno nuevo en la Argentina, ni que el poder político y la Justicia desconozcan.

Es de público conocimiento el robo, a través de los sindicatos, que realizó Barrionuevo hace unos años; que el burócrata de Luz y Fuerza, Lezcano, es dueño de decenas de caballos de carrera; que Triaca es hoy un próspero empresario plástico; que Pedraza se ha robado millones y millones de pesos de la Unión Ferroviaria; que muchos de los dirigentes sindicales de la carne tienen sus propios frigoríficos; que la lista de negociados de los burócratas con las obras sociales, con empresas de sepelio y con clínicas privadas es interminable.

La ida de Palacios va abrir un debate acerca de su sucesión en la dirección del gremio. Palacios es, desde hace 20 años, lo que se llama un cooptador de fracciones. Su lista siempre fue un crisol de agrupaciones que comenzaron siendo opositoras. Todas las fracciones adquirirían luego una porción de poder en sus seccionales y los favores de las grandes patronales del transporte.

En los últimos años el poder de arbitraje de Palacios se fue quebrando. Las prebendas quedaron cada vez en menos manos. Hay una achique general de las empresas del transporte. Las fusiones han dejado a miles de choferes en la calle. Importantes empresas de media y larga distancia han cerrado con derrotas gremiales orientadas por la dirección de la UTA. Hay una crisis del transporte en la mitad de las provincias del país. Se achicó mucho el margen de maniobra de los burócratas. Las empresas subsidiadas por el gobierno, bajo la propia dirección de UTA, han implementado un sistema perverso de trabajo en negro y a destajo, quebrando de hecho la estructura de convenio. Decenas de delegados han rechazado el clásico arbitraje y las maniobras de Palacios. Muchas patronales han armado esquemas de trabajo antisindicales, con pagos por vuelta. Los trabajadores, como en TDO, libraron una gran lucha ante estos vaciamientos y fusiones, y pusieron en evidencia la decadencia del método Palacios.

La aparición del Cuerpo de Delegados del Subte de Buenos Aires constituyó uno de los golpes más fuertes a la metodología de la burocracia. El triunfo de las seis horas, los aumentos salariales, la mejora en las condiciones de trabajo dejaron al descubierto el total agotamiento de la dirección de Palacios.

La ida de este burócrata refuerza una posibilidad ya existente de trabajar seriamente por una lista opositora en la UTA, con el programa y los métodos de luchadores como los del Subte, TDO y otros. La capacidad de arbitraje de los que quedan en la UTA es mínima, cada uno de ellos tiene su propia agrupación, lo que seguramente abrirá nuevas y sucesivas crisis de dirección.

Lo que importa no es el campo de Henderson. Hay que ir por la dirección del gremio.

Juan Ferro