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17/4/2008|1033

VENEZUELA | La caída del ministro de Trabajo

Otro golpe de la lucha de los sidoristas

La prueba más contundente de que el gobierno venezolano estuvo del lado de Techint, y contra los trabajadores, en el prolongado conflicto de Sidor es que acaba de ser despedido el ministro de Trabajo, José Ramón Rivero. Durante todo el transcurso del conflicto, Rivero pretendió imponerles a los trabajadores la aceptación del arbitraje del Estado. Fracasó por la obstinada resistencia de los trabajadores de Sidor a aceptar el arbitraje. Este fracaso llevó a la crisis que desembocó en la nacionalización de la empresa.

Pese a la utilización de todos los recursos estatales (incluida la represión física a los obreros), Rivero no pudo repetir en Sidor el arbitraje que sí había logrado imponer en PDVSA. En la petrolera estatal, Rivero había conseguido que las direcciones sindicales firmaran un convenio rechazado por la mayoría de los trabajadores (e incluso por una parte de las propias direcciones sindicales).

Antes del despido, Rivero lanzó una nueva "central" sindical que llevaría el nombre de Fuerza Socialista Bolivariana de Trabajadores (FSBT). Hasta llegó a tomar juramento de su directiva… que no había sido elegida por nadie. Se trata, por su mismo origen y sus métodos, de una central estatizada, creada desde arriba, a espaldas del movimiento sindical. Una extensión del ministerio de Trabajo para golpear a la UNT y a las direcciones sindicales que el ministro no puede colonizar.

Las posibilidades de esta "central" ministerial radicaban en la capacidad de Rivero para manipular las inspectorías de trabajo en función de promover a "sus" dirigentes. Pero, luego de su estrepitoso fracaso ante a los obreros de Sidor, Rivero no tenía condiciones para imponer "su" central ni para continuar al frente del ministerio.

De ministro "estrella", Rivero pasó a ser un ministro "estrellado".

El nuevo ministro, Roberto Hernández, se verá obligado a replantear la política de estatización de los sindicatos sobre una nueva base.

El anuncio de la nacionalización de Sidor y la caída del ministro Rivero, ponen en el candelero grandes cuestiones para el movimiento sindical.

La primera es la firma del convenio de Sidor, en los términos planteados por los trabajadores, incluyendo el blanqueo de los 9.000 obreros que trabajan para las contratistas negreras.

La segunda es el establecimiento de una central sindical plenamente independiente del Estado, para desarrollar la lucha por las reivindicaciones de los trabajadores.

La tercera es la gestión obrera mayoritaria y democrática de Sidor y de todas las empresas estatales y su unificación en un gran congreso económico y político de los trabajadores.

L. O.