Las reflexiones de los delegados al XXI Congreso del PO coinciden en destacar la consigna estratégica que produjo el debate: unir al movimiento obrero con la izquierda revolucionaria. Una comisión sindical enormemente representativa debatió la fractura de la CGT, por un lado, y las movilizaciones y huelgas contra el impuesto al salario y los "ajustes", por el otro, dentro del marco conceptual de la transición histórica que vive el movimiento obrero en las condiciones de la crisis capitalista mundial. Con la misma atención fueron discutidas las tendencias centrífugas que acorralan al gobierno kirchnerista, apenas pocos meses después de las elecciones nacionales. El debate sobre la marcha de la bancarrota capitalista mundial se enfocó en la política y la táctica de la izquierda mundial. Era obvio que pretendíamos abrevar en esas experiencias para desarrollar la política revolucionaria en Argentina. Por eso, las resoluciones del Congreso plantean un vasto campo de trabajo. En primer lugar, la campaña nacional por Mariano Ferreyra, que ya se está expresando en centenares de pintadas y murales que ganan las paredes de todo el país convocando a la jornada del 6 de agosto. El Congreso votó un plan de extensión del trabajo político en nuevas provincias y distritos. También están previstas conferencias sindicales en diversos centros de la clase obrera industrial. El Congreso resolvió una intensa acción internacionalista, que tendrá su primer hito en una conferencia de organizaciones latinoamericanas en el curso de este año. Las resoluciones y discursos del XXI Congreso se han reunido en un folleto –“Por la unión del movimiento obrero y la izquierda revolucionaria”-, que ya está a la venta en todos los locales y comités del Partido Obrero.