Estado de Sitio y razzias en Villa Jardín

23/6/95, Lanús

En Villa Jardín, el alcoholismo, la droga, la prostitución y la delincuencia son consecuencias directas de la descomposición y la marginación en que la desocupación laboral sumerge a la familia obrera.

 

¿Quién es el culpable? ¿El gobierno rabiosamente capitalista de Menem y Cavallo, o los vecinos?

 

Para las autoridades son los vecinos, por eso los viernes, desde hace 3 semanas, la policía mete en cana a todo el mundo que camine por la villa después de las 9 de la noche.

 

¿Esto da seguridad a la población? De ninguna manera, se trata de instalar el terror para prevenir la explosión popular que la política de miseria de Menem y Cavallo está generando.

 

Este virtual Estado de Sitio, este toque de queda propio de un campo de concentración y no de una barriada obrera, arrasa con todas las libertades públicas. Los colectivos requisados por la policía son cargados con documentados e indocumentados, todos pasan 48 horas alojados en la comisaría 5ª, para regresar (los que tienen) a su trabajo el lunes. Pero la gran sorpresa se la llevará el detenido, cuando ya en su casa, un oficial de policía le reclame el pago de 100 o 150 pesos por los trámites de identificación, caso contrario… ¡30 día de arresto!

 

Un aspecto terrible de este cuadro de desestructuración de la juventud, es la absoluta impunidad con que operan los narcotraficantes, envenenando niños desde los 9 años.

 

¿Qué hacer, a quién recurrir?

 

La detención de dos oficiales de la comisaría de Jardín (La Defensa de Lanús, 19/4/95), que daban protección a los narcos, derrumba los argumentos oficiales de recurrir a la policía para acabar con los asesinos.

 

A esta trituración del futuro de la familia trabajadora, a las razzias, al saqueo del bolsillo obrero, a la desocupación, hay que ponerles punto final formando y organizando comisiones juveniles, vecinales y de afectados que discutan cómo expulsar a los narcos del barrio y organizar la autodefensa ante la inseguridad y la prepotencia.

 

Hay una salida… “trabajo para todos” a través de un plan de obras públicas dirigidas por los vecinos y los trabajadores: cloacas, viviendas, escuelas, redes de gas y agua esperan ser construidas desde hace años. Por eso, y ante la impotencia de los gobiernos capitalistas, ¡manos a la obra, a organizar el barrio por estos reclamos!