Hay que investigar a la policía, no a los trabajadores de Ciudad Oculta

El asesinato del joven Giorgi en el barrio de Lugano, en circunstancias aún confusas, ha dado lugar a movilizaciones de los vecinos, que reclaman contra la violencia y los robos y por mayor vigilancia policial.


Pero el ingrediente especial agregado a este reclamo es una tendencia en una parte de los manifestantes a acusar al vecino barrio de Villa Ciudad Oculta como el origen de toda delincuencia y a solicitar la represión contra la villa. Esta posición ha llegado a manifestarse en el hostigamiento a niños de la villa que concurren a colegios de Lugano, o la recomendación de ciertos padres a que sus hijos no se junten con los “villeros”.


Las movilizaciones que se realizan culminan en la Comisaría 48, donde un cura encabeza un rezo. Los volantes que se han editado reclaman, en general, mayor control policial.


Una consecuencia directa de todo esto es que ha aumentado el control policial sobre Ciudad Oculta. Es cada vez más frecuente que los vecinos que entran y salen sean interrogados y palpados de armas. Ya varios han sido detenidos en “averiguación de antecedentes”. Incluso ciertos operativos de tropa especial de la policía han incursionado hacia el interior del barrio.


La opinión de los vecinos de Oculta, entrevistados por Prensa Obrera, es que ha recrudecido la presencia policial y cierto hostigamiento hacia la gente de Oculta en los alrededores del barrio. Pero la enorme mayoría de la población de la Villa es gente de trabajo, que sufre los flagelos de la desocupación y de los bajos salarios que los priva de toda posibilidad de acceder a una mejor vivienda. Las villas han crecido producto de la migración de trabajadores que se han visto desalojados de propiedades alquiladas, de inquilinatos, pensiones, etc.


Es generalizada la opinión de que la policía conoce perfectamente cuáles son los delincuentes y los traficantes, y que lejos de detenerlos están asociados a ellos y obtienen sus correspondientes porcentajes. En cambio se ensañan con los rateros y los jóvenes para blanquear sus propias actividades marginales. No es el incremento de la presencia policial lo que puede terminar con los focos delictivos y de violencia y tráfico. Todo lo contrario.


Obviamente, el aumento del hacinamiento, la miseria y la desocupación agravan las condiciones de marginalidad social de estas barriadas. Para terminar con esto hay que solucionar los problemas urgentes de la población villera. Urbanizar y hacer de Oculta una barriada digna significa propiedad de la tierra para los que la habitan, terminando con la franela demagógica del Plan Arraigo, que para nada ha servido. Urbanización a cargo de la Municipalidad y construcción de viviendas mediante el pago de una cuota mínima de los jefes de familia, con una moratoria para los que no tienen trabajo. Seguro al desocupado, mediante un relevamiento de las familias. Plan de salud de emergencia con inmediato comienzo de la instalación de servicios de cloacas y agua potable.


Un sector de vecinos de Ciudad Oculta ha comenzado a hacer circular un petitorio, donde se solidarizan con la familia Giorgi, exigen la investigación y el castigo de los responsables y llaman a resolver en común, sin discriminaciones, los problemas de los trabajadores de las barriadas populares. Explicando también la larga lucha de los vecinos de Oculta por terminar con la marginación, superando las promesas demagógicas de los gobiernos y funcionarios.