Políticas

7/5/1998|584

1° de Mayo

La decisión de la Alianza y en especial del Frepaso de votar la ley de flexibilidad laboral, significa que se ha establecido un polo capitalis­ta homogéneo contra los derechos de los trabaja­dores. El mismo alcance lo tiene su reciente rechazo a la anulación de las leyes de impuni­dad. Para ratificar esta conclusión política sólo habría que agregar el indisimulado apoyo del vocero económico de la Alianza, José Luis Machinea, a los reclamos de los pulpos exportado­res y en particular de Techint, o la disposición de Graciela Fernandez Meijide para reclutar un eventual equipo económico entre los calculistas de la Fundación Mediterránea. La aspereza de los ataques personales que se prodigan el oficia­lismo y la oposición, es un testimonio de la falta completa de divergencias programáticas.


Frente a este polo político capitalista, los tra­bajadores carecen de una alternativa política propia. Realza aún más este hecho la extrema crisis del peronismo y la posibilidad de su divi­sión. El peronismo se ha agotado hace tiempo como factor de movilización popular tras un planteo de independencia nacional. Su hundi­miento histórico, demora en ser superado por la estructuración política independiente de la cla­se obrera.


El reciente rechazo del Mta y de la Cta a la decisión de la Alianza de apoyar la flexibilización laboral, demuestra que incluso las burocra­cias afines a la oposición reconocen su transfor­mación en representante de los grandes capita­listas. Pero los dirigentes sindicales opositores se niegan a sacar las conclusiones elementales de esta situación, o sea, que deberían impulsar la formación de un partido propio de la clase obrera. Por el contrario, insisten en la perspec­tiva del duhaldismo o el Frepaso.


De cualquier manera, los que más sienten la falta de un partido son las masas de trabajado­res ocupados y desocupados. Es entre sus lucha­dores y activistas que debe germinar el impulso de construir un partido propio independiente de los partidos y del Estado capitalistas. Para que se organice y fructifique la resistencia a la ofen­siva neo-liberal es necesaria una nueva direc­ción y para esto el desarrollo de un polo político de la clase obrera. La vanguardia de los traba­jadores necesita una perspectiva de conjunto para avanzar en la tarea de organizar a la base de los trabajadores, recuperar sus organizacio­nes y producir una dirección combativa y conse­cuente.


Es lo que plantea este 1° de mayo.