Políticas

23/10/1997|561

A Menem no lo salva ni el Papa

A Menem todo le está saliendo ahora mal. La visita al Papa fue gestionada porque se creía “que una fotografía con Su Santidad arrimará varios votos indecisos, el próximo 26” (La Nación, 10/10), pero “el ruido previo a la entrevista de Menem con el Papa no habría caído bien en algunos sectores del Vaticano” y estaría indicando “el fin de un estilo en la relación con la Santa Sede” (ídem, 13/10); “en el Vaticano se prendió una luz anaranjada por el comportamiento oscuro del ex-candidato a la Oficina de Etica Pública y ex embajador en la Santa Sede Francisco Trusso, al igual que Caselli, ahijado del cardenal Antonio Quarracino” (ídem).


La Alianza no explotó el ‘desaire’ papal a Menem porque sencillamente aspira a reemplazarlo en su rol ‘servidor’. El periodista ‘aliancista’ Miguel Bonasso cumpliría mejor su tarea frente a los lectores de Página 12 si dijera la verdad. Es falso que “la Alianza es ‘abortista’…”; como sostiene en un artículo del 12/10. Antes aún que lo planteara el menemismo, en 1994, el entonces Frente Grande se colocó a la ‘vanguardia’ de los intereses eclesiásticos, cuando bregó en la reforma constitucional por la incorporación de la Argentina al Pacto de San José de Costa Rica, que somete la Constitución Nacional a los dictados de una legislación salida de la Comisión Episcopal Latinoamericana. De entonces ahora, el Frepaso y la Alianza se han esforzado todavía mucho más en estos menesteres.