Políticas

31/1/2002|739

“A Plaza de Mayo vamos igual”

Al llegar a Plaza Congreso, las columnas centrales de la FTV y la CCC que habían partido desde La Matanza se encontraron con varios gremios de la CTA (ATE, Suteba, Conadu). También arribaron allí algunas asambleas populares, como las del Cid Campeador y la de Belgrano-Nuñez. Repentinamente, empezó a correr entre los manifestantes la información de que la marcha terminaba precisamente allí, en Congreso. Surgieron, para justificar la especie, diversas versiones: que en Plaza de Mayo “hay elementos provocadores”, que hay “una sospechosa ausencia de personal policial”, que se han hecho presentes “elementos ajenos a la marcha”. En ese momento, estaban arribando a la Plaza de Mayo las columnas del Bloque Piquetero, con las que, evidentemente, los líderes de FTV-CCC no querían confluir. Por el contrario, D´Elía y Alderete improvisaron un palco frente al Congreso, donde subieron varios referentes parlamentarios del Frenapo, como Alicia Castro y Héctor Basteiro.

Cuando comenzaba el acto que cerraría la marcha, un movimiento “subterráneo” comenzó a recorrer a los miles de manifestantes. “A la Plaza vamos igual”. Columnas de la CCC de La Matanza comenzaron a retirarse del frente del palco, para alinearse sobre Rivadavia, en franca actitud de continuar la marcha a Plaza de Mayo. Frente al palco, sólo quedaba un grupo pequeño de manifestantes de los gremios estatales. Las asambleas populares también se alinearon con la columna que quería “seguir de largo”. Ante la evidencia de que los manifestantes continuarían avanzando, D`Elía y Alderete apresuraron el final de su discurso y, en un rápido “cambio de frente”, anunciaron que se seguiría hasta Plaza de Mayo. Rápidamente, se bajaron del palco para colocarse al frente de una decidida columna que ya había comenzado a marchar.

Al arribar a la Plaza, las columnas de FTV- CCC permanecieron escasos quince minutos. Sus líderes ordenaron rápidamente la desconcentración. Pretendieron evitar, por todos los medios, que la movilización adquiriera un carácter político y que su base confraternizara con quienes, como el bloque piquetero y las asambleas barriales, reclamaban “que se vayan todos”.