Según Horacio Verbitsky, el arzobispo Bergoglio rechazó la generosa mano que le tendió la Presidenta, para reunirse "en la Plaza de Mayo con los militantes de los partidos PTS, PCR, PO, MST y MAS, que se disputan la conducción de la lucha iniciada en noviembre por la reincorporación de 85 despedidos del Casino Flotante". Para Verbitsky, el hecho muestra, nada menos, que la "sagacidad" de Bergoglio y "la amplitud de sus principios". "Esta actitud excepcional en un antimarxista inflexible y sin actividad conocida de apoyo a trabajadores en problemas – añade Verbitsky- , responde a la participación en el paquete accionario del Casino de Cristóbal López" (Página/12, 3/2).

El planteo es un retrato impecable de un operador político inescrupuloso, o sea a sueldo. La izquierda, dice, no fue a apoyar una huelga contra una patronal que lava dinero, sino "a disputarse la conducción", sin mencionar que él, Verbitsky, dedica un pasaje perdido a la lucha, dos meses más tarde, acicateado por un cura. De otro lado, denuncia que la Iglesia tiene acciones en el Casino, sin decir que es en sociedad con el clan de los Kirchner, y contrapone esta asociación a un gesto angelical de la Presidenta con Bergoglio, que sin embargo es totalmente coherente con el negocio.

La parrafada de Verbitsky representa la agresión más pérfida contra la huelga del Casino, incluso más que la represión y tortura de la Prefectura de Febres y Kirchner (comandante en jefe).

"Cuando la tortilla se vuelva" no vamos a aceptar que Verbitsky se escude en la obediencia debida al matrimonio presidencial.