Políticas

17/2/2005|887

A Solá y a Duhalde los une el FMI

El kirchnerismo tras un pacto mafioso


Interesante . Lo que no pudo nadie, lo pudo el FMI.


 


En efecto, en el único punto que lograron ponerse de acuerdo Solá y Duhalde es en aprobar la parte del presupuesto que permite a la provincia de Buenos Aires ingresar al plan de austeridad fiscal que exige el Fondo Monetario Internacional.


 


En todo el curso de la crisis desatada en el peronismo y la Legislatura bonaerense hubo una coincidencia que nunca fue violada: hay que preservar el ‘canje’. Lo repitieron los diarios hasta el cansancio. Los papeles de una deuda financiera volvieron a ser convertidos, en la provincia y en el país, en la base de ‘las instituciones’ de la República. Fue así desde Rivadavia, por su lado, y la Sala de Representantes de Buenos Aires, en su competencia, por 1820. Esto vuelve a probar que los nacionales y populares “son como los gatos”: gritan, cuidando no joder el pago de la deuda.


 


Otra cosa que tampoco jodieron fue la designación del Citibank para organizar el canje de la deuda bonaerense. En esto jodieron menos que en nada porque ese canje terminará de borrar las huellas del origen de la deuda provincial, que fue la estatización de los créditos incobrables del Banco Provincia con los Gualtieri, los Macri, Fortabat y toda la ralea.


 


La parálisis de la Legislatura y del gobierno de la provincia de Buenos Aires como resultado de la disputa del peronismo prueba lo contrario de lo que sostienen los politicólogos argentinos y algunos extranjeros, o sea que el peronismo es incapaz de gobernar el país. Entre el gobernador que quiere superpoderes y la Legislatura que quiere su caja negra, el sector más importante del peronismo argentino está mostrando a la vista de quien lo quiera ver una descomposición imparable. La situación es todavía más grave en los numerosos municipios del distrito. Sin embargo, el imperialismo y la burguesía nativa no tienen otro instrumento de gobierno. Por eso Kirchner está empeñado en pactar una lista de candidaturas con Duhalde; los choques de Solá con el duhaldismo apuntan a allanar el camino.


 


El inmovilismo estatal en la provincia se enfrenta a una desintegración cada vez mayor de las condiciones sociales del pueblo y a rebeliones populares esporádicas y locales pero crecientes (desde las puebladas contra Aguas hasta las que reclaman la gestión obrera de Gatic). El territorio bonaerense es el escenario donde resulta más claro que el nacionalismo patronal está agotado y que la alternativa sólo puede ser obrera y socialista.


 


Si no media un derrumbe de la gestión de Lavagna, o sea de la política económica, el desenlace del conflicto peronista en curso será un pacto de características mafiosas entre el kirchnerismo y el duhaldismo. Debe ser obligadamente así porque la política peronista bonaerense se asienta en negocios de esas características. La oposición patronal al peronismo no existe; la mejor prueba de ello es que los esfuerzos de López Murphy por ganarse al grupo Olavarría, de intendentes del radicalismo, culminó con la adhesión de éste a Solá. El panorama político bonaerense se encuentra totalmente atomizado: de un lado, las trenzas que vagan por afuera del PJ; del otro, las que tratan de sobrevivir adentro.


 


El peronismo no se ha recuperado de la gestión del menemismo. Por eso cuando cayó De la Rúa tuvo que ensayar a varios presidentes hasta poner la banda a uno que tuvo que renunciar, él también, en forma anticipada. Todo indicaría que las elecciones de octubre tampoco servirán para superar esta situación. La bancarrota de 2001 no fue solamente económica y la política no tenía que ver para nada con los radicales, que sólo fueron culpables de seguir la política de los Menem y Cavallo, enarbolando la bandera rosa del progresismo conservador.


 


El Partido Obrero denuncia el callejón sin salida que representa el peronismo y denuncia, por sobre todo, la incapacidad de los kirchneristas, que buscan la alternativa del pacto mafioso como salida de gobierno. En oposición a este derrumbe llamamos a desarrollar una alternativa obrera y socialista.