Políticas

13/11/1997|564

Abajo la evaluación educativa de Decibe y Menem

Sin grandes anuncios, más bien sigilosamente, el Ministerio de Educación ha lanzado la llamada “Evaluación Nacional de Ter­minación del Secundario”. Es­tablecida por decreto, plantea una “prueba de contenidos básicos” que deben rendir todos los estudiantes de 5° año de los colegios secundarios del país.


Aunque se afirma que la prue­ba es puramente evaluativa, se tra­ta ni más ni menos que de un reflo­tamiento del denominado “exa­men de egreso” que el año pasado la Decibe quiso establecer como re­quisito para entregar el diploma de finalización de la secundaria. Este ‘examen’ se iba a convertir en un filtro extra para trabar el acceso de los jóvenes secundarios a la Uni­versidad.


Eso sucedió por el repudio que recogió, que se evidenció en nume­rosos pronunciamientos y en las marchas convocadas por la Coordi­nadora de Estudiantes Secunda­rios sobre el Palacio Pizzurno exi­giendo la derogación del proyecto y en defensa del título secundario y del libre ingreso a la Universidad.


Ahora se vuelve a la carga, adu­ciéndose en forma pérfida que estos exámenes no serán evaluativos (no se computará nota) —y hasta anó­nimos—, aunque sí obligatorios. La evaluación comenzará recién en el 2002, cuando debieran entrar a funcionar a pleno los polimodales, con el que se pretende reemplazar al actual colegio secundario.


Ahora se institucionalizaron los exámenes ‘evaluativos’, para ter­minar imponiendo su reaccionario objetivo limitacionista en un par de años.


Además existe el propósito de ‘evaluar’ el rendimiento de los do­centes y de los establecimientos educativos. Esto permitiría ponerle una calificación a cada docente y a cada colegio. Y sobre esta base implementar un salario diferencial medido por referencia al rendi­miento de cada docente, y avanzar en el proceso de privatización edu­cativa.


El anuncio de este “examen de evaluación” fue lanzado sorpresi­vamente y después de las eleccio­nes para impedir que se produjera una movilización nacional. Salvo en determinados casos, la dirección de la Ctera no ha salido a enfren­tarlo.


El movimiento estudiantil se­cundario a pesar de carecer de una organización nacional, ha reaccio­nado en cambio. En Neuquén, la Coordinadora de Estudiantes Se­cundarios ha convocado a asam­bleas, charlas y plenarios para or­ganizar el boicot a la evaluación tramposa.


El futuro de la juventud está bloqueado por este examen de egre­so. Aquí comienza una nueva fase de luchas contra el limitacionismo clasista y reaccionario.