Abajo la evaluación educativa de Decibe y Menem
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Sin grandes anuncios, más bien sigilosamente, el Ministerio de Educación ha lanzado la llamada “Evaluación Nacional de Terminación del Secundario”. Establecida por decreto, plantea una “prueba de contenidos básicos” que deben rendir todos los estudiantes de 5° año de los colegios secundarios del país.
Aunque se afirma que la prueba es puramente evaluativa, se trata ni más ni menos que de un reflotamiento del denominado “examen de egreso” que el año pasado la Decibe quiso establecer como requisito para entregar el diploma de finalización de la secundaria. Este ‘examen’ se iba a convertir en un filtro extra para trabar el acceso de los jóvenes secundarios a la Universidad.
Eso sucedió por el repudio que recogió, que se evidenció en numerosos pronunciamientos y en las marchas convocadas por la Coordinadora de Estudiantes Secundarios sobre el Palacio Pizzurno exigiendo la derogación del proyecto y en defensa del título secundario y del libre ingreso a la Universidad.
Ahora se vuelve a la carga, aduciéndose en forma pérfida que estos exámenes no serán evaluativos (no se computará nota) —y hasta anónimos—, aunque sí obligatorios. La evaluación comenzará recién en el 2002, cuando debieran entrar a funcionar a pleno los polimodales, con el que se pretende reemplazar al actual colegio secundario.
Ahora se institucionalizaron los exámenes ‘evaluativos’, para terminar imponiendo su reaccionario objetivo limitacionista en un par de años.
Además existe el propósito de ‘evaluar’ el rendimiento de los docentes y de los establecimientos educativos. Esto permitiría ponerle una calificación a cada docente y a cada colegio. Y sobre esta base implementar un salario diferencial medido por referencia al rendimiento de cada docente, y avanzar en el proceso de privatización educativa.
El anuncio de este “examen de evaluación” fue lanzado sorpresivamente y después de las elecciones para impedir que se produjera una movilización nacional. Salvo en determinados casos, la dirección de la Ctera no ha salido a enfrentarlo.
El movimiento estudiantil secundario a pesar de carecer de una organización nacional, ha reaccionado en cambio. En Neuquén, la Coordinadora de Estudiantes Secundarios ha convocado a asambleas, charlas y plenarios para organizar el boicot a la evaluación tramposa.
El futuro de la juventud está bloqueado por este examen de egreso. Aquí comienza una nueva fase de luchas contra el limitacionismo clasista y reaccionario.