Una de las consecuencias de las reformas laborales, apañadas e impulsadas por burócratas sindicales de todo tipo, es el estallido del empleo temporario. De temporario el trabajo no tiene nada, puesto que podés trabajar un año, dos y hasta tres en una empresa sin lograr la efectivización. Esta modalidad de trabajo es, claramente, violatoria de la ley de contrato de trabajo.

De esta forma, la patronal introduce una división artificial entre los trabajadores. Los de agencia tienen menos derechos y beneficios que los efectivos, aunque ambos trabajen en el mismo lugar, cumplan las mismas funciones y trabajen para el mismo patrón. Los de agencia cobran salarios de entre 30 y hasta 40 por ciento más bajo que los efectivos, desempeñándose en el mismo puesto (¡qué productivo es el obrero!). De su trabajo comen dos parásitos: la agencia y el patrón para el que trabaja; los de agencia no tienen derecho a la sindicalización aunque la burocracia se las ingenia para comernos una parte de nuestro salario en concepto de "aporte sindical solidario", atomiza al proletariado y la tarea de organización se hace más tortuosa.

En el marco de las grandes luchas del movimiento obrero por sus reivindicaciones y en proximidades de las paritarias, la cuestión del trabajo temporario debe ocupar un lugar importante en la lucha del movimiento obrero de conjunto.