Políticas

26/7/2021

Acerca de las tareas de la izquierda y el congreso del PTS

En un artículo publicado el pasado 9 de julio, Izquierda Diario hace verdaderas revelaciones sobre el congreso que el PTS realizara cinco días antes. El artículo llamado “Las tareas del PTS en la nueva situación” está basado en el informe de cierre de la dirigente Laura Liff, por lo tanto condensa las conclusiones políticas fundamentales de la deliberación. Su publicación las pone a debate de la vanguardia y de la izquierda. Haremos algunas reflexiones.

Ya en el segundo párrafo señala que “la militancia ha participado prácticamente en todos los procesos de lucha y organización que dio la situación, jugando un rol destacado, no sin errores…”, pero no señala en ningún momento del texto alguno de esos errores, lo cual invalida la afirmación. Al mismo tiempo, las palabras “movimiento piquetero” no figuran en el texto, dando cuenta que no intervinieron en el principal movimiento de lucha de la clase obrera del período al que se refiere todo el informe.

Corporativismo y clasismo

En los 17.000 espacios del artículo no se mencionan tampoco las palabras “burocracia sindical” y mucho menos ese concepto. Y hay una explicación. Luego de la legítima reivindicación de “autoconvocatorias democráticas”, el informe plantea que esos “ámbitos” “son una verdadera escuela contra el sindicalismo y el corporativismo que impone el régimen y, en muchos casos, el resto de las organizaciones de izquierda, donde cada sector lucha por separado y solo se coordinan desde la cúpula de cada corriente o sindicato”. Los conceptos atacan la organización sindical misma identificándola con las direcciones que someten esas valiosas organizaciones al Estado y las ponen al servicio de las patronales, concepto fundacional del trotskismo en los sindicatos en la época del imperialismo, que aplica en toda la línea bajo el gobierno del FdT que ha cooptado a todas las variantes de la burocracia, a las que no se distingue ni caracteriza imposibilitando educar a vanguardia alguna. Este basismo mal entendido conecta con la posición de Zamora que ha vertido en un reciente documento donde dice oponerse a todos los que luchan por una dirección de la clase obrera.

En cuanto al corporativismo sindical es la muletilla de la burguesía para atacar a las organizaciones obreras en tanto agrupan a una clase que pretenden atomizada. El corporativismo obrero tiene un carácter progresivo en tanto defienda consecuentemente a la “corporación obrera” con los métodos de la lucha de clases. En este punto se distingue de otros corporativismos -campesino, estudiantil, etc.- por su carácter de clase. Sin embargo ese carácter progresivo, ante las patronales, el gobierno y la burocracia sindical, no equivale aún a un movimiento clasista y revolucionario, porque para eso se requiere un programa de otro alcance. Para esa función es que nosotros fundamos la Coordinadora Sindical Clasista e impulsamos el Plenario del Sindicalismo Combativo, ya que en ambos casos aportan no solo desde la coordinación de las luchas sino por formular un programa y una estrategia que ayuda a la evolución del corporativismo obrero al clasismo.

El contrainforme del congreso del PTS pasa por alto por completo la lucha por una nueva dirección de la clase obrera, clasista y revolucionaria, que naturalmente conecta con la tarea -también ausente por completo en el informe- que es la expulsión de la burocracia. Una tarea que requiere el frente único antiburocrático, algo completamente ajeno a la política del PTS que en la misma frase ataca a la izquierda por pretender coordinar luchas de ocupados y desocupados mediante las direcciones de los sindicatos recuperados. En estas líneas el PTS revela y reivindica a fondo la política de boicot al Plenario del Sindicalismo Combativo que llevó adelante desde afuera del Plenario y ahora lleva adelante desde adentro, alternativizando toda vez que puede cada actividad que se resuelve. Las direcciones clasistas como el Sutna, AGD, Sutebas combativos, Ademys, Unión Ferroviaria Oeste, Ceramistas de Neuquén, Amsafe Rosario, etc. apelan a la asamblea, al plenario de delegados, a la asamblea fabril o del lugar de trabajo para sostener una movilización y deliberación de los trabajadores ofreciendo un rumbo, no meramente para ser cajas registradoras de la “decisión de las bases”. Impulsan un accionar y una conciencia antipatronal y antiestatal contribuyendo a elevar la conciencia de clase de los trabajadores, a conquistarla, lo que contribuye a la separación política de los trabajadores de los partidos políticos patronales

El resultado de estas concepciones contrarias a las conquistas del clasismo ha tenido una reciente derrota política muy importante. Que los principales activistas de las principales luchas que ellos mencionan en el propio informe se han pronunciado por listas de frente único del FIT-U y por un congreso que nuclee a todos los luchadores, precisamente porque han hecho una veloz experiencia sobre las disputas faccionales, autoproclamatorias y especialmente el boicot del PTS a la unidad de ocupados y desocupados que plasma el Plenario del Sindicalismo Combativo.

La cuestión del partido

La miembro informante de la dirección dice que en los “pequeños engranajes” de los grupos divisionistas que promueven, sea en Guernica o en relación a las luchas, se ve la enorme potencialidad de su orientación puesta en peligro “por la falta de audacia y conservadurismo de la dirección”. Más allá de la veracidad que pueda haber en este planteo, el punto es que se reivindica a fondo una orientación, cuyos “errores” serían entonces cuestión de personas. Por otro lado el congreso, según reza el artículo, postergó la elección de la dirección lo cual no llevaría a corrección alguna si ese fuera el problema.

Sin embargo, la cuestión de la orientación política es más profunda, según las propias revelaciones del artículo. Allí se afirma “cada zona/local/frente debe proponerse pensar y actuar con autonomía de las direcciones regionales. Debe decidir cuáles campañas hace y cuáles no, con un claro fundamento de por qué ‘su’ plan es más conveniente para su zona y para todo el partido, qué burocracias o corrientes políticas debe enfrentar, cuáles son enemigos y cuáles potenciales aliados a los que nos proponemos hegemonizar, con qué fuerzas cuentan para organizar para cada batalla”.

Pedimos disculpas por la extensión de la cita, pero creemos que vale la pena. La invitación a la militancia a definir los potenciales aliados para hegemonizarlos, no tiene desperdicio. Explica la política completamente ajena al frente único de clase que llevan adelante en todos los frentes como lo sabe el activista de cualquier corriente que interviene en el movimiento obrero y aún en el Frente de Izquierda, donde la voracidad por las candidaturas ha tomado un vuelo sorprendente. Desde Marx y el Manifiesto Comunista, para los revolucionarios, nada que sea positivo para el interés general de la clase es negativo para los comunistas. Para el PTS hay que identificar los aliados para hegemonizarlos, lo demás no importa o es al menos secundario. Esto no son errores “humanos”, ni cambiarán por tener una dirección más “audaz”.

En cuanto a la “autonomía” de los militantes, incluso de las direcciones regionales, llama la atención por varios motivos. Las direcciones regionales, que deberían ser electas por los propios militantes, son parte de una estructuración política en un partido de combate basada en un programa que, justamente, lucha por una nueva dirección política de la clase obrera y los explotados para superar la actual dirección del peronismo. Hay una renuncia a la lucha política por el partido de clase que se hace patente cuando se afirma que a pesar de tener 8.500 miembros de la “comunidad Izquierda Diario” el partido está estancado. Nosotros hemos observado un retroceso más que un estancamiento cuando en el acto del 1° de Mayo de 2021 hubo 1.450 conectados del PTS en el mejor momento contra 2.700 del año anterior (2020). Ojo, conectados, no movilizados. Pero eso demuestra también que los miembros de la “comunidad” no son estrictamente una periferia de la “transición hacia el partido” como se define el PTS a sí mismo en el propio artículo. Es decir que esta nueva variante movimientista de una larga tradición del PTS en este sentido, los aleja aún más de la construcción del partido revolucionario. ID no es una prensa de partido ni estaría contribuyendo a la construcción de un partido.

Por fin, nos interesa destacar una cuestión clave, tal vez la más importante, aunque haya en el texto más revelaciones. El contrainforme dice que “no hay radicalización” en las masas lo cual responde a “condiciones históricas que exceden el informe”. Pero el proceso de rebeliones populares y violentos giros políticos en América Latina no podría haber sido pasado por alto en las conclusiones de un congreso en julio de 2021. Dicho esto volvemos al señalamiento del principio: al PTS le está pasando por delante de la nariz sin que lo vea un enorme movimiento de lucha del sector más explotado de la clase obrera que el 18 de junio pasado movilizó a unas 120 mil personas, encendiendo las alarmas de diversos comentaristas de la burguesía en el sentido de la radicalización potencial de ese movimiento donde el Polo Obrero tiene especial protagonismo organizativo y político. El movimiento piquetero no está tampoco confinado a los desocupados, tiene una viva influencia en el movimiento de la juventud de los barrios, la que estudia y la que no, en el movimiento de la tierra y la vivienda, entre el millón y medio de trabajadoras de casas particulares, en la lucha contra la represión a la juventud y tiene lazos cada vez más estrechos con las luchas obreras del momento, retomando sobre nueva y más elevadas bases un proceso que caracterizó a los años del argentinazo.

En resumen, el PTS revela en el artículo serios problemas y agudas revelaciones sobre su política. Pero, como esos autos empantanados en el barro cuyo conductor acelera y las ruedas se hunden más y más, reivindica a fondo las bases de los indisimulables problemas políticos que lo llevan a choques permanentes con el propio activismo de la vanguardia que pretende organizar y al retroceso organizativo del que dan cuenta.

Por último, se regodean del “prestigio de Nicolás Del Caño y Myriam Bregman” en las luchas, pero la consigna que informan resuelta por el Congreso -“ser la tercera fuerza”- profundiza la despolitización y adaptación electoralista, porque bien podría servir a Randazzo, a los libertarios o cualquier expresión por afuera de la polarización planteada que pretenda ocupar ese lugar. Como consigna es vacía y como planteamiento también. No señala que las otras dos fuerzas tienen una naturaleza de clase burguesa, por lo que afirmar que son dos fuerzas distintas es muy condicional. La disputa central con el nacionalismo burgués está ausente por completo.

Es un desperdicio del propio programa del FIT Unidad. El punto es el desarrollo político entre los trabajadores que está planteado por la descarga de la crisis capitalista sobre las masas y las consignas transitorias de clase y socialistas para desenvolverlo.