Acevedo debe cambiar de pueblo
Si quiere seguir gobernando
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El gobernador Acevedo ha atribuido a dirigentes del Partido Obrero-FUT los “hechos de violencia”. Para el gobernador» la presencia de Miguel Del Plá en la movilización de la ruta 3 en apoyo a los ocupantes de la terminal petrolera (Termap) es la prueba de la “intencionalidad política" en la “alteración de la paz social" en Santa Cruz.
Pero Santa Cruz ha sido uno de los centros de la lucha obrera y popular por muchos meses. Ha sido escenario de la huelga docente por el salario y la derogación del presentismo: de la huelga petrolera, también por el salario; de las tres ocupaciones de Termap; de la rebelión en Río Turbio, luego de la masacre obrera más importante de los últimos cincuenta años (cuya responsabilidad política corresponde por entero a la administración Kirchner-Acevedo); de las decenas de cortes de ruta y ocupaciones de intendencias en Caleta, Pico Truncado y Las Heras (“capital” de los suicidios de la juventud por falta de horizontes).
Cuando los focos de rebelión popular son tan variados y extendidos, la “tesis” de la “intencionalidad política” se derrumba por sí sola.
Es cierto que el gobernador ha trazado una divisoria de aguas entre conflictos “espontáneos” y, por esa razón, “legales” (más bien, inconscientemente ilegales), y aquellos (¿la mitad, un tercio?) de “inspiración política” y, por lo tanto, “ilegales” (¡en realidad, totalmente legales por su condición política!), atribuibles al Partido Obrero-FUT.
El gobernador desconoce, obviamente, el concepto de la “igualdad ante la ley”. Para el la rebelión es secundaria, sólo importan sus ‘autores´.
Santa Cruz es uno de los centros del reclamo popular por dos poderosas razones.
Una, porque el obrero, la docente, el desocupado pueden palpar, percibir físicamente el desojo del petróleo, del oro, de la pesca. Más allá de cualquier filtro mediático, es muy difícil ocultar la realidad de la “patria petrolera” con jornadas de 12 horas, un ejército de desocupados, una privatización delictiva de YPF y una renta multimillonaria en dólares que se fuga del país.
La segunda razón del “estado de motín” en el confín de la Patagonia es eminentemente política. En Caleta Olivia, uno de los centros de la rebelión, votó por Kirchner hace un año y medio, el 80% de la población. Los hombres y mujeres que provocaron este virtual plebiscito, han comprobado en carne propia que “no pasa nada”.
Es así que los que más creyeron en Kirchner, como suele ocurrir, se han convertido en sus más apasionados adversarios. ¿Santa Cruz, acaso, no adelanta al país?
A la luz de todo esto, el gobernador Acevedo debería recordar la ironía de Bertolt Brecht, luego de la insurrección obrera en Berlín (1953) contra el régimen stalinista: “Quizás haya llegado la hora de cambiar de pueblo”.
El Partido Obrero se hace cargo, no de lo que le imputan, sino de su responsabilidad como partido consecuente. Ha estado presente en todos los escenarios de lucha a los que ha podido llegar, por el pan, el trabajo, el salario. Donde no pudo estar, ha tratado de hacer llegar su voz. Estuvimos y seguiremos estando. Como corresponde a nuestra “naturaleza” (partido de la clase obrera). Para llevar cada lucha a la victoria y construir la alternativa política obrera y socialista frente al nacionalismo capitalista y su fracaso.