Políticas

17/5/2001|706

Agente del Mossad le da la razón a Altamira

En una de sus últimas sesiones, la Legislatura de la Ciudad votó a favor de aceptar una donación de “particulares” del terreno donde se levantaba la Embajada de Israel, para la construcción de un monumento a las víctimas del atentado de 1992. Sólo el Partido Obrero se opuso a esta “donación”, señalando que los supuestos “particulares” eran testaferros de un Estado opresor y genocida. Apenas dos semanas después, Clarín (29/4) entrevistó al promotor del monumento proyectado. Se trata de Melwin Weiss, un abogado norteamericano que “desde mediados de los ‘90 trabajó para que los servicios de inteligencia de su país y de Israel colaboraran con sus similares argentinos en la búsqueda de los responsables de ambos atentados”. Además, Weiss tuvo un “rol importante en vincular a los servicios de inteligencia argentinos con la CIA, el FBI y el Mossad israelí”. El “inspirador” del monumento es un verdadero agente de Estado. Un Estado que *como el propio Weiss saca a la luz en este reportaje* fue parte activa de todo el proceso de ocultamiento y bloqueo sobre el esclarecimiento de los atentados.


Encubrimiento


Weiss rechaza cualquier posibilidad de que el monumento pretenda simbolizar “la incapacidad de la Argentina para esclarecer los atentados”. Sin embargo, se desmiente al decir que “yo comencé a viajar regularmente a la Argentina un año después del atentado a la Amia. (…) He tratado de hablar con cuanta gente en el gobierno y en el Poder Judicial ha estado dispuesta a recibirme. También lo hice en el interior de la comunidad y, ya fuera de la Argentina, con funcionarios estadounidenses e israelíes. (…) Todos, incluyendo los israelíes, me decían que estaban conformes con la forma en que marchaban las investigaciones”. Pero mientras Weiss se expresa de este modo, en los actos y asambleas de Memoria Activa se ha denunciado al régimen menemista como la “conexión local del atentado”. Para ocultar este hecho y la complicidad de los “banqueros menemistas” como Beraja, Weiss propone el monumento. Dice que la comunidad judía “estaba pasando un momento angustiante (…) había fracasado Rubén Beraja, esa comunidad estaba confundida, descorazonada y desorganizada. Sentí que era un momento para tener alguna iniciativa que ayudara a restaurar algo de lo que parecía haberse perdido para los judíos en la Argentina”.


La función del monumento, al decir de su propio creador, es encubrir a los encubridores, colocar un “punto final” sobre los propios atentados y “santificar” a los dirigentes que representan, en la comunidad judía local, la política de Menem y del Estado sionista. Como puede apreciarse, las “donaciones” y sus fines no son independientes del carácter de los “donantes”. El monumento que Ibarra y los diputados porteños han votado no reivindicará a las víctimas, sino que ocultará a los victimarios.


El “proceso de paz”


En la última parte del reportaje, el abogado-amigo del Mossad, la CIA y el FBI destapa un punto esencial. Cuando el periodista le pregunta si “es posible que la investigación (de los atentados) se sesgara hacia Irán por razones de conveniencia de la política norteamericana e israelí (dejando) de lado a otros posibles responsables, como Siria”, Weiss responde entonces que “la diplomacia internacional tiene muchas vueltas y lo que está en el interés primordial de un país puede no ser fácilmente identificable”. Es decir que no se puede revelar el papel de la dictadura siria porque está negociando un acuerdo de paz con Israel. Weiss reconoce que “ha habido fuentes que mencionaron una conexión siria”, pero para agregar que sólo se trata de una hipótesis que, según sus propias palabras, no estaría “en el interés primordial” de Israel, es decir, que debe ser enterrada para salvar la política de los acuerdos de Oslo. Por eso, Weiss concluye “que la Argentina, en esto de investigar los atentados, quedó en medio de evaluaciones diplomáticas muy diversas”.


En síntesis, ha quedado planteada la complicidad de la CIA y del Mossad con la falta de avances en las investigaciones, precisamente lo que dijo Altamira al finalizar su intervención, donde analizó la conexión con los “acuerdos de paz” con Siria.