Políticas

3/3/2005|889

Al Ejército argentino (y a Kirchner) lo maneja el Vaticano


Kirchner no ha podido echar al capellán general del ejército argentino, Juan Antonio Baseotto, porque el hombre responde política e institucionalmente al Vaticano, o sea, a una potencia extranjera, a pesar de revestir como funcionario del gobierno y cobrar un salario de ministro.


 


Lo interesante es que ningún partido político ni tampoco los opinadores periodísticos han pedido la ruptura del tratado que establece esa prerrogativa y la abolición del cargo confesional en la fuerza armada. Baseotto ha opinado en varias oportunidades que los que discrepan con la Iglesia deben ser echados al mar (quiso decir al Río de la Plata) con una roca atada al cuello. Verbitsky ha vuelto a hacer pirotecnia verbal contra el obispo e incluso a recordarle el consciente y el subconsciente, pero en ningún caso reclamó que se lo expulse en un acto de soberanía política. ¿Qué clase de fuerzas armadas nacionales tiene Argentina, que son ‘espiritualmente’ instruidas por un agente extranjero?


 


El especialista eclesiástico de Página/12, el boletín oficial del gobierno, informó oficiosamente que el Vaticano no tiene la intención de atender el pedido de Kirchner y Bielsa y que estos dos lo sabían perfectamente de antemano. La motivación del gobierno de pedir el relevo, asegura el periodista Washington Uranga, fue estafar a la opinión pública (“poner de relevancia el malestar oficial”). Es quizá por esto que Kirchner se jactó, en el discurso del 1º de marzo en el Congreso, de que presidía un gobierno ‘transparente’. Este mismo periodista destaca “la falta de condena del Episcopado” a Baseotto, o sea que la Curia es una asociación conspirativa contra los derechos humanos y por la vigencia del delito de opinión.


 


Todos los días y a toda hora emergen en la superficie todos los elementos soterrados de pudrición del régimen político presente, fruto de la enorme tensión que le provoca el hundimiento de su economía, de sus partidos, de sus instituciones y de sus camarillas.


 


Independencia nacional, fuera el Vaticano y el clero.