La presencia de notorios barrabravas que son, a su vez, punteros del PJ porteño, no debe atribuirse a ninguna deducción demasiado sofisticada. Es casi una consecuencia necesaria, si se mira el pedigree de los personeros kirchneristas que comandan la intervención del hospital.

Salvatierra es uno de los apoderados del PJ capitalino. Cuando la huelga hizo peligrar su permanencia en el hospital, no hizo más que convocar a “sus bases”, recolectadas entre las barrabravas de Chicago, Chacarita y otros clubes. Pero es interesante hurgar sobre los vínculos políticos de Salvatierra: su presencia en el Hospital Francés fue decidida por Hector Cappacioli, actual superintendente de Salud de la Nación y ex secretario de descentralización (jefe de punteros) de Ibarra. La política de vaciamiento del Francés ha respondido, por lo tanto, a la “superintendencia” kirchnerista. Pero tanto Salvatierra como Cappacioli son peones políticos de Alberto Fernández. El jefe de Gabinete de Kirchner es un verdadero estratega en privatizaciones “sociales”, comenzando por el menemista régimen de “riesgos del trabajo” (ART). Fernández integró el directorio del grupo Bapro, en el período en el cual los recursos del Provincia fueron utilizados para fogonear los negocios de las ART, AFJP y medicina prepaga. En este caso, se destaca el contrato que el Bapro suscribió con el Hospital Francés, y que sus trabajadores sindican como “el comienzo del fin”. El contrato —firmado con la complicidad de los directivos del hospital— llevó a la superexplotación de los trabajadores y al déficit permanente.

En la negra noche del martes 10, los matones de Salvatierra-Cappacioli-Fernández se entretuvieron rompiendo papeles, archivos y computadores. ¿Habrán protegido así la “obra” de sus jefes?

Barrabravas, privatizadores cavallistas, punteros ibarristas… La “nueva política” de la Ciudad ha encontrado a sus hombres.