Políticas

1/4/2021

Altamira contra la Juventud del Polo Obrero

Mientras la juventud piquetera ocupaba el ministerio en defensa de su derecho a la educación.

El impacto de la movilización realizada por el Partido Obrero y el Polo Obrero el pasado 24 de marzo ha sido lamentablemente mal procesado por varias fuerzas de izquierda. Decimos “lamentablemente” porque los 45.000 compañeras y compañeros que se movilizaron en todo el país podrían haber generado un debate auspicioso, en términos de su significado y alcance político, y por sobre todo de los desafíos que deja planteado hacia adelante para la izquierda que se reclama revolucionaria. Después de todo, no es común que ni en Argentina ni en el mundo una organización que se reclama abiertamente de la IV Internacional haya logrado una penetración tan importante en las masas explotadas de su país. Si se procediera como corresponde, esa conquista no sería excluyente de nuestra organización sino un patrimonio de toda la izquierda obrera y socialista.

Pero lamentablemente –perdonen la insistencia- varias fuerzas de izquierda han procesado nuestra movilización del modo más negativo posible. Primero fue el PTS, quien volvió a hacer gala de su antipiqueterismo que lo caracteriza ya de modo constitutivo. En un país piquetero tenemos una fuerza que se reclama trotskista estructurada sobre la base del rechazo al movimiento piquetero. ¡Nada bueno puede salir de allí! Sería un error atribuir su crítica al intento de justificar su reducida movilización en la marcha central a Plaza de Mayo y en las provincias. La cuestión es más de fondo: revela la superioridad que se atribuye la pequeña burguesía intelectual sobre las masas más explotadas de la población. El PTS olvida que los comunistas históricamente representaban a los obreros sin muebles, mientras la socialdemocracia agrupaba a los que sí los tenían.

A las críticas del PTS se sumaron ahora las del grupo de Altamira. Pero lo hizo con tan poca suerte que en un artículo publicado en su portal la emprenden contra la formación de la Juventud del Polo Obrero el mismo día que esta, junto a la UJS y otras agrupaciones juveniles piqueteras, ocupaban el Ministerio de Educación reclamando justamente becas, wifi y dispositivos técnicos para poder seguir el proceso pedagógico de modo virtual. Los medios burgueses se arrancaban los pelos contra las “juventudes piqueteras”, y Altamira hacía lo mismo. Los medios burgueses, más astutos que Altamira, empezaron a indagar quiénes son estos jóvenes y qué los moviliza, temerosos de que en una crisis social explosiva puedan jugar un papel protagónico. Para quien quiera verlo y para quien no quiera, lo cierto que este bautismo de la juventud piquetera ha llegado para quedarse.

La crítica de Altamira es sorprendente. Después de acusarnos de que “piqueterizamos” al Partido Obrero –sobre esto volveremos más adelante- cuestiona que formamos una juventud del Polo Obrero y que renunciamos a ganar a la juventud a la UJS. La crítica es tan poco seria que da un poco de lástima. Es que, bien vista, la formación de la Juventud del Polo Obrero fue una decisión correctísima para organizar y estructurar a la juventud de las barriadas más explotadas y movilizarlas por sus propias reivindicaciones. Además, respondió a la necesidad de darle un espacio para que adopten un protagonismo las pibas y los pibes, que en general no quieren estar en asambleas dirigidas por adultos. Para Altamira, preocupado en algún bar de Palermo por la legalidad de su grupo, para ser por enésima vez candidato a algo, esas son sutilezas que se le escapan o, mejor dicho, desprecia.

Afirmar que la formación de la Juventud del Polo Obrero supone renunciar a construir la UJS solo cabe en la cabeza de Altamira, que mira a las masas con el desprecio de un “intelectual incomprendido”. Cualquier militante sabe que si masas de la juventud se organizan (¡ayer fueron al ministerio más 7.000 de pibas y pibes en un frente único!) para pelear, movilizarse y ocupar ministerios, la posibilidad de que puedan interesarse por las ideas del socialismo crece exponencialmente. Por eso, lejos de renunciar a ello, venimos haciendo cursos, conferencias y congresos de la UJS para ganar a lo mejor de la juventud del Polo.

Pero, ¿es verdad que el PO se piqueteriza como nos acusa Altamira desde su portal? La respuesta es simple: sí y no. El PO se piqueteriza porque hasta cierto punto se fusiona con las masas más explotadas del país para organizarlas, movilizarlas y politizarlas. Nadie en su sano juicio puede prefigurarse una revolución proletaria triunfante en Argentina que prescinda del protagonismo del movimiento piquetero. Nadie. Pero el PO no se piqueteriza reduciendo su programa y nivel político a la conciencia inmediata del movimiento que organiza. Por eso hacemos un trabajo de politización enorme al interior del Polo Obrero. No solo formando la Juventud del Polo Obrero. Hemos puesto en pie, por ejemplo, una agrupación de trabajadoras de casas particulares a partir de luchadoras del Polo Obrero. Además desde su constitución la unidad de ocupados y desocupados ha sido sostenida por el Polo, de ahí que ha estado y está junto a trabajadores en lucha como la clínica San Andrés, la ocupación de AGR e Interpack, los docentes en huelga o el Preventivo de Crisis que enfrentó el Sutna, solo para nombrar las más recientes o relevantes.

Quien no vea en eso un hecho revolucionario es porque no corre por sus venas sangre trotskista y comunista. Organizar a quienes llevan adelante el trabajo doméstico de la burguesía e incluso de la pequeña burguesía es llevar la lucha de clases a sus últimas consecuencias y hasta el sacrosanto reducto del hogar. También gracias al Polo Obrero y en pos de su politización hemos puesto en pie agrupaciones de las nacionalidades de América Latina. Agrupaciones de compañeras bolivianas y bolivianos, de paraguayas y paraguayos, de peruanas y peruanos han dado lugar a experiencias novedosas que abrieron debates apasionantes. La enumeración no termina allí. Destacamos el protagonismo de las mujeres piqueteras en la lucha de la mujer, con reuniones masivas en las villas y barrios más explotados, o la agrupación de migrantes que lucha por sus derechos contra la xenofobia del poder.

El PO se fusiona con el movimiento piquetero, pero lo hace a su modo, impulsando su organización y elevando su politización. En cambio Altamira desprecia este trabajo revolucionario extraordinario porque ha perdido la moral del comunista. Mientras hacemos este trabajo su grupo protagoniza escándalo tras escándalo en las redes sociales, donde se acusan de dedicarse exclusivamente a obtener la legalidad electoral, o de formar un pequeño aparato de rentados para esa faena, o de prohibir de hecho el debate y transformar los boletines internos en un sumario de órdenes donde se cuentan adhesiones y afiliaciones.

La divergencia es tan grande pero tan grande que solo el PTS dice que no la puede ver.