El gobierno volvió a meter la mano en el Fondo de Garantía de Sustentabilidad del Anses para financiarse. El lunes le colocó dos Letras por una suma de $50.000 millones, que se suman a los $76.000 millones que ya había enchufado en diciembre. Esta confiscación -que desmiente la tesis del carácter deficitario del sistema previsional- es sólo una de las formas en que se destina el dinero que roban a los jubilados.

Durante las últimas semanas el Anses jugó un papel clave en la estrategia oficial para rescatar la deuda en pesos (la que queda fuera de la renegociación con el FMI y los bonistas). El gobierno festejó una resolución “exitosa” del vencimiento del Bogato de casi $74.000 millones, a principios de mes.

La cartera que dirige Martín Guzmán logró canjear el 65% de ese monto, en base a tomar por su valor nominal bonos que cotizaban por debajo de la mitad, e incluso debió recurrir al artilugio macrista de permitir, vía Banco Central, que los bancos utilicen una parte de sus encajes (dinero inmovilizado) para suscribir los nuevos títulos.

Sin embargo, para garantizar el pago al contado del 35% restante -unos $26.200 millones-, Anses salió el día anterior al vencimiento a recomprar masivamente los títulos no refinanciados. En medio de un clima de incertidumbre, la demanda del Anses hizo que el precio de los papeles aumentara hasta cotizar el 92% de su valor nominal, precio al que fueron rescatados con el dinero de los jubilados, asegurando una ganancia superior al 30% a quienes especularon hasta el final.

El recule de Guzmán luego del fracaso con el Bono Dual AF20, ofreciendo mejores condiciones que permiten ganancias inéditas a los especuladores, se financia con el saqueo del sistema previsional.