Políticas

3/11/1994|431

Antimarxismo

El Pts hace referencia en su “crítica” a “las tareas democráticas estructurales de la revolución haitiana” (las cursivas son nuestras, PO), adoptando un lenguaje que le viene de Nahuel Moreno, y a éste de los economistas de la Comisión Económica para América Latina, liderados por el difunto Raúl Prebisch.  Los teóricos de la CEPAL pretendieron con ello superar la categoría marxista de tareas “históricas”, que vincula los cambios cualitativos en la vida social con el nivel alcanzado por el desarrollo de las fuerzas productivas, con la contradicción entre ese desarrollo y las relaciones de producción imperantes y con la posibilidad del pasaje de la dominación política de una clase a otra. Las modificaciones “estructurales” hacen abstracción de las condiciones históricas y de la lucha de clases, lo que las convierte en propuestas subjetivas, artificiales e interesadas que conservan el cuadro de explotación social y de dominación política prevalecientes.


El Pts habla, por ejemplo, de la cuestión agraria, pero no dice si pretende resolverla “estructuralmente”, “a la Cepal”, es decir, mediante una redistribución de tierras financiada por el imperialismo, o a lo bolchevique, confiscando a la oligarquía y a los monopolios industriales y financieros. El Pts, como los estructuralistas en general, omiten la cuestión negra, que es común a todo el Caribe y las Antillas, y que plantea la formación de Repúblicas negras independientes y una Federación socialista entre ellas. Estructuralista, el Pts es por lo tanto adversario de la revolución socialista y de la dictadura del proletariado, aunque se valga de tales expresiones como muletillas; las tareas “estructurales” no salen del marco nacional, de modo que cualquier alusión a la revolución permanente, en estas condiciones, es simplemente una estafa.


El Pts es un ejemplo del grado extremo de degeneración teórica que ha significado el morenismo, y que condena al fracaso a sus descendientes.