Políticas

5/1/2006|930

Anuario post-Cromañón


El 2005 mostró más que nunca el monopolio y la privatización que sufre el arte bajo las manos de este sistema capitalista (canibarrismo porteño) y sus negociados. Han utilizado “la masacre de Cromañón” (pura y exclusiva responsabilidad del Estado debido al abandono al que tiene librada la suerte de nuestra juventud) para tomar posición en este gran negocio que es el rock. Esto sucede de una manera casi como de departamento de inteligencia de Estado. Al ser tantos los ceros que hay detrás de estos negocios sólo los músicos y su público han hecho acuse de recibo de esta situación.


 


En enero, el gobierno libró un operativo clausura para frenar lo que vimos el 30/12/04: la desnudez de economías paralelas, de inspectores coimeros, de intentos de hacer creer a los ciudadanos que ésta es una gestión que piensa en la gente. En febrero y marzo se mediatizó sobre la inseguridad en los espectáculos de rock (sobre todo independiente) y la locura colectiva de la cultura bengalística. Pero nadie puede pensar en lo que está bien o mal con nada en la panza ni educación.


 


Debido a estas cuestiones desfavorables para el desarrollo de la cultura under (“fresca como ninguna”) y sus trabajadores, comenzamos a reunirnos los músicos en diferentes puntos de esta ciudad tan “vanguardista” para encarar esta nueva situación de trabajo de los músicos y los gremios asociados al espectáculo del rock (sonidistas, iluminadores, asistentes, bolicheros, barmans, seguridad, etc.) que habían ido quedando fuera del target del nuevo rock seguro y redituable para pocos (Pop Art y sus festivales, La Trastienda y su tinglado, El Teatro, Luna Park, etc.). En abril nos conectamos con la Fuba (hoy tan cerca de la juventud) para realizar un acto en Plaza de Mayo, el 19 de abril: “Ayer Bulacio, hoy Cromañón”. Repudiamos la prescripción de la causa y la nulidad de los cargos sobre el asesino Espósito y la masacre en República Cromañón. A la Plaza concurren más de 15 mil personas a apoyar esta causa donde comienza nuestra lucha.


 


Este movimiento de músicos comienza a tomar fuerza realizando sus asambleas en el Hotel Bauen todos los miércoles. Luego de varias asambleas se decide llamar a este movimiento MUR (Músicos Unidos por el Rock) con consignas reivindicatorias para los músicos frente al Estado.


 


Gracias a esta lucha de músicos de rock se logró conseguir un lugar programado por el MUR, el Centro Cultural Centella. Sin el filtro del demo, los músicos tocan luego de un sorteo realizado en las asambleas, y cada banda cobra la suma de 400 pesos por presentación (algo que nunca antes el Estado había hecho). El gobierno de Ibarra nos empuja a tocar un domingo a la tarde (horario anti-rock) con seguridad y sonido folklorista, como un hueso para 300 perros, en otra demostración de querer matar esta organización sin precedentes.


 


A esta altura ya son más de 200 bandas las que conforman el MUR y pocas las expectativas cubiertas por el Estado. Así realizamos nuestro primer festival en Plaza de Mayo como organización independiente. Se presentan 36 bandas en dos escenarios diferentes y concurren 10 mil personas. Número digno de un mega festival.


 


Promediando el año, y luego de una pelea enorme para poder cobrar el trabajo realizado, se decide en asamblea hacer un festival de despedida del año el 19 de diciembre en la Plaza de Mayo, bajo las consignas “Por la recuperación de espacios públicos para bandas y músicos independientes”, “Cárcel a los responsables políticos y materiales de la masacre de Cromañón y a los asesinos del 19 y 20 de diciembre”, “Contra el avance del monopolio y la total privatización del rock under post-Cromañón” y “Por la victoria de las luchas en curso del movimiento obrero y estudiantil”.


 


Este recital tiene la particularidad de contar aparte de las bandas del MUR con la presencia de artistas de renombre. A este show concurren 40 mil personas, y es un verdadero éxito de organización, convocatoria y compromiso.


 


De esta manera termina el año el rock under nacional… no en un mega-festival ni en un silencio como el Estado esperaba, sino utilizando los métodos de protesta de la clase obrera.


 


Los mejores, los únicos… los métodos piqueteros.


 


Feliz Año Nuevo.