Políticas

20/8/1997|553

Argentina, ‘aliada’ de la OTAN

La designación de la Argentina como aliado ‘extra-zona’ de la Otan es mucho más que un ‘reconocimiento’ de la conducta proimperialista del gobierno menemista, lograda a fuerza de ‘relaciones carnales’, envíos de flotas al Golfo Pérsico y votos contra Cuba en los organismos internacionales.


Así lo confirma el llamado ‘plan para un sistema de seguridad común del Mercosur’, elaborado por el gobierno argentino para su discusión con Brasil en el pasado mes de julio. El mencionado ‘plan’ plantea “el establecimiento de un mecanismo para prevenir procesos de desestabilización social, cultural y política en los países del Mercosur” y la “coordinación de acciones de inteligencia para detectar y controlar la infiltración de actividades ilegales y estallidos de violencia por la incidencia de distintos factores: indigenismo, factor campesino, subversión, terrorismo, narcotráfico, etcétera” (Brecha, 8/8). Semejante planteamiento de represión militar interna convierte a la Argentina en “mero instrumento del Departamento de Estado” frente a sus ‘socios’ del Mercosur (ídem). La difusión periodística anticipada del ‘plan’ argentino abortó su puesta en marcha, por ahora …


Carrera armamentista


La designación de la Argentina como ‘asociada’ a la Otan es inseparable de la decisión del gobierno norteamericano de autorizar la venta de material bélico ‘sofisticado’ a América Latina, prohibida desde mediados de la década del 70.


Salta a la vista la completa irracionalidad de semejante ‘carrera’, lo que significará una destrucción todavía mayor del llamado ‘gasto social’, y un mayor endeudamiento externo de la región.


Según la prensa, la decisión de Clinton obedeció a la fuerte presión de los fabricantes de armas, en particular de la Lockheed, temerosos de perder los ‘negocios’ de la región a manos de sus competidores. En efecto, Ecuador reequipó su aviación de guerra con aviones israelíes. Perú ‘respondió’ comprando aviones Mig a Bielorrusia. Estas compras, sin embargo, son apenas una ‘chuchería’ en comparación con las anunciadas renovaciones de material de las fuerzas aéreas de Chile y Brasil. Se calcula que “Sudamérica girará órdenes de compra por 7.000 millones de dólares en el futuro para aviones de combate” (Clarín, 17/8). La economía armamentista sigue siendo, por lo menos en el corto plazo, la principal ‘salida’ a la crisis capitalista mundial.


El ‘rearme’ provocará un incremento de la ‘presencia’ de las fuerzas armadas y, por lo tanto, una militarización creciente de los regímenes políticos latinoamericanos. Mediante la inyección de una dosis, controlada de militarismo, el imperialismo norteamericano pretende reforzar a los regímenes políticos de la región, todos los cuales, sin excepción, han sufrido severas crisis en los últimos años. Basta mencionar que los presidentes de Argentina (Alfonsín), Brasil (Collor de Mello), Ecuador (Bucaram) y Venezuela (Carlos Andrés Pérez) no pudieron terminar sus mandatos, el de Paraguay se salvó raspando de ser derrocado y el de Perú (Fujimori) dio un ‘autogolpe’ de Estado.