Políticas

10/6/2015|1367

Argentina: número uno en Mal de Chagas

La Organización Mundial de la Salud (OMS), por medio del Parte Epidemiológico Semanal, ha publicado recientemente que Argentina es actualmente el país con mayor cantidad de infectados por el parásito Trypanosoma cruzi (causante del “Mal de Chagas”), además de ser el segundo país con mayor transmisión congénita (madre-hijo). Entre Argentina y Bolivia se concentran el 30,62% de nuevos casos en toda la región latinoamericana.


La epidemiología de una emergencia sanitaria


Luego de que en 2013 la Presidenta anunciara que el Chagas iba a ser erradicado para 2016, los datos demuestran que a un año del plazo nos encontramos más que lejos de esta situación. En la propia página del Programa Nacional de Chagas, del Ministerio de Salud de la Nación, se repiten las cifras aportadas por la OPS, que estiman 1.600.000 infectados por el parásito. En todo momento se habla de estimaciones, ya que nuestro país no cuenta con un sistema epidemiológico que registre los casos por departamento y provincia y muchos especialistas creen que se trataría de un número mucho mayor.


De todos modos, estos números hablan de las condiciones socioeconómicas de los afectados, siendo el Mal de Chagas una enfermedad relacionada con las condiciones habitacionales y sanitarias de la población. El hecho de ser el segundo país con mayor transmisión congénita da cuenta del pobre acceso a la Salud Pública para controlar los embarazos, que podría prevenir la transmisión.


La industria farmacéutica


La actual producción e investigación de medicamentos, bajo el sistema capitalista, está indisolublemente ligada a su rentabilidad. Es así como los principales antiparasitarios para combatir la enfermedad tuvieron una crisis de stock en 2011 por producir un menor margen de ganancia a los pulpos farmacéuticos, que se vuelcan a drogas más redituables. El kirchnerismo supo como nadie capitalizar esta crisis, formando un consorcio público-privado para garantizar la producción de Benznidazol, donde figuran laboratorios como Roemmers o Elea (grandes ganadores de esta década) y con un fondo de inversión de la Organización Panamericana de la Salud. Cabe destacar que Elea pertenece al grupo Chemo, manejado por un “empresario K”, Hugo Sigman, quien ya había sido favorecido con un acuerdo para encargarse de las vacunas durante la epidemia de Gripe A del 2009, además de ser del entorno de Kicillof y de haber sido señalado como financista de La Cámpora. Sigman fue destacado por la revista “Forbes Argentina” por ser uno de los 15 empresarios más ricos del país. Detrás del sufrimiento de miles, estos empresarios siguen aumentando sus ganancias.


Un problema crónico de la salud pública


La lucha contra el Mal de Chagas, por tratarse de una enfermedad de la pobreza, ha sido siempre una bandera cara para los “Nacionales y Populares”: desde la época de Perón, cuando fue diagnosticada como un problema nacional, al día de hoy. Lo que no ha cambiado desde la década del 50 es la existencia de “casas rancho”, que siguen siendo el ambiente propicio para la vinchuca (transmisora de parásito). En la década kirchnerista no se ha urbanizado ni desinfectado efectivamente los hogares, como lo demuestra otro informe reciente, del Centro Mandela de Derechos Humanos, sobre la experiencia en El Impenetrable en Chaco.


Un verdadero programa para la erradicación del Mal de Chagas debe ser encarado en primer lugar como un programa de salud de conjunto, elaborado por los mismos trabajadores y pacientes, quienes denuncian constantemente el estado de emergencia sanitaria que se vive en toda la Nación, con centros de salud y hospitales vaciados de profesionales y trabajadores, insumos y tecnología, así como la falta de acceso al sistema sanitario. Esta perspectiva de Salud Pública empalma también con la lucha por la vivienda digna que los distintos gobiernos han reprimido a sangre y fuego. El Partido Obrero llama a todos los trabajadores a organizarse por esta perspectiva