Políticas

30/1/1997|527

Argentina peor que nunca : Megabono o megaestafa

La colocación de un bono en los mercados internacionales por 2.000 millones de dólares, a veinte años de plazo, provocó la euforia del cipayaje nativo. Era, dijo, una nueva prueba de la‘confianza’ en el país y un síntoma seguro de la definitiva recuperación económica.


¿Es verdad? La tasa de interés que se pagará por el bono es del 11.4%, o sea, 4.63 puntos por encima de la tasa de los bonos del Tesoro norteamericano, que pagaba a esa fecha 6.77% de interés. El megabono argentino resulta más caro para el país en un descomunal 40%, esto cuando los intereses internacionales son ya extraordinariamente elevados para los parámetros históricos del capitalismo.


El insospechable Juan Alemann lo calificó de “un mal negocio” (La Razón, 23/1). Dice que si la ‘recuperación’ procede adelante según las ‘previsiones’, dentro de cinco años la diferencia con los intereses norteamericanos no debería pasar de 2.00 puntos, lo que significa que la Argentina ha quedado comprometida a pagar el doble por quince años más.


A los especuladores internacionales les interesa por sobre todo los bonos a plazos largos, cuando pagan altos intereses, precisamente porque se aseguran tasas extraordinarias por todo ese tiempo. La usura implícita en el interés del megabono demuestra la ‘falta de confianza’ en Argentina. La empresa eléctrica chilena, Endesa, que en 1996 registró malos resultados económicos, colocó dos bonos en los mercados internacionales, a plazos de 30 y 40 años respectivamente, por los que pagará 1.05 puntos y 0.78 puntos por encima del rendimiento de los bonos yanquis (Financial Times, 20/1). Argentina vale menos que una mediocre empresa trasandina.


Pero el alto interés del bono argentino encierra otra estafa, ya que responde a un precio de colocación bajo. Como consecuencia de esta maniobra de los bancos encargados de colocar el bono, en las primeras horas de cotización el megabono había subido un 2.2%, lo que sobre dos mil millones de dólares significa 44 millones de dólares de beneficios en pocos minutos. Si se transforma este rendimiento inmediato en una tasa anual, no alcanzarían los ceros para medir la tasa de interés que significa.


Claro que el capitalismo enfrenta una situación difícil, que amenaza convertir al mejor de los negocios en quebrantos irreversibles. Es así que, como consecuencia del derrumbe de la Bolsa de Nueva York entre el jueves y el lunes pasados, los bancos que colocaron el megabono tuvieron que salir a recomprarlo para evitar una caída estrepitosa. Esto, probablemente, les ha significado pérdidas que podrían llegar a ser mayores que las ganancias que obtuvieron en los primeros minutos de su cotización. Lo que no quiere decir que este negocio no haya sido una estafa, ni que, de persistir el derrumbe neoyorquino, los bancos no se vean obligados a dejar librado el megabono a su suerte, lo cual derribaría a su paso a todos los restantes títulos de la deuda pública.