ARTICULOS EXCLUSIVOS DE INTERNET | Colaterales de la derrota K: La renuncia de Jaime en Transporte. Aerolíneas Argentinas en la picota

Una consecuencia inmediata de la derrota kirchnerista del 28 de junio fue la renuncia del secretario de Transportes, Ricardo Jaime, la cual ha colocado el destino de Aerolíneas Argentinas y Austral en el centro de la agenda política post electoral. De todos modos, “estarían trabajando en el Plan de Negocios para que la semana que viene Julio De Vido presente en el Congreso” (Aviación News 2/7). O sea que hay en marcha una salida de “consenso” entre los que durante la campaña posaron de “privatistas” (Unión Pro) y los supuestos “estatistas”.

El rescate

El directorio “estatal”, encabezado por Julio Alak, venía promoviendo un verdadero desfalco con fondos del Tesoro Nacional para cubrir el vaciamiento producido por el grupo Marsans. En poco menos de un año ya destinó 1.746 millones de pesos en concepto de gastos operativos (US$ 1.000 millones son las deudas heredadas por el grupo).

Marsans viene exigiendo que el gobierno asuma la seña ya depositada, de 190 millones de dólares, por un contrato de compra de entre 20 y 30 aviones a Airbus, además de transformarse, por la vía de un código compartido, en una subsidiaria local de Air Comet (Marsans), que se quedará con los aviones de gran porte para las rutas internacionales rentables.

Los K han firmado convenios de compra de aviones con tres marcas diferentes (Embraer, Airbus y Boeing) que se agregan a una cuarta ya existente (MD). Esta diversidad de máquinas constituiría una verdadera “anti flota”, con un absurdo sobrecosto operativo por las múltiples habilitaciones requeridas para pilotos y técnicos, herramientas, capabilitis de talleres y TCP´s.

Un nuevo rumbo

El flamante secretario de Transportes, Juan Pablo Schiavi (también involucrado en las causas contra Jaime), dio a conocer los lineamientos de su plan para el sector: cese de subsidios, tarifazos, y revisión de los “dos o tres convenios” suscriptos por Arsa (La Prensa 6/7); entre ellos “una revisión del contrato de compra de veinte aviones Embraer por un monto de US$ 600 millones” (Ámbito Financiero, 2/7). Un cambio de rumbo que plantea un brutal ajuste sobre Aerolíneas.

La política de Schiavi empalma con la oposición, pues la supuesta reprivatización es una quimera. Ningún grupo capitalista tiene intenciones de hacerse cargo de una empresa del porte de AA en las condiciones en las que opera hoy en día y en medio de la crisis internacional de la aeronavegación. British Airways e Iberia ya se despacharon con 2.000 despidos cada uno; la primera, además, logró imponer a 7.000 trabajadores fuertes ajustes salariales un “ahorro” estimado en 12 millones de Euros. Embraer, la constructora de aviones brasileña, dejó a 4.000 operarios en la calle (Código Aéreo, varias ediciones). Estos ejemplos grafican una industria que hoy se caracteriza por las megafusiones, los despidos y la reducción de gastos (entre ellos los de mantenimiento y seguridad).

Defender la estatización 

Los técnicos de Aerolíneas de los hangares de Ezeiza han evitado, mediante reuniones y denuncias, el envío de aviones al exterior que hubieran sido reparados por un costo diez veces superior al que implica hacerlo en el país. Lograron desenmascarar los negociados de la “estatización” kirchnerista. Los delegados de los técnicos de Austral ahora están discutiendo lo mismo, imponer la misma política en su aerolínea donde también la gestión k de Alak pretende tercerizar reparaciones y habilitaciones a favor de grandes grupos capitalistas.

La defensa y el destino de Aerolíneas y Austral, en estas condiciones, depende de la lucha de sus trabajadores por imponer su definitiva estatización y puesta bajo gestión de los trabajadores.

Ningún despido, pase a planta de los contratados, apertura de los libros de la empresa y gestión obrera de nuestra línea de bandera.

Alfonso Villalobos