Políticas

26/5/2005|901

Ataca a los piqueteros porque prepara un golpe

A Kirchner y sus cortesanos no se les ocurrió mejor momento para criticar a los movimientos piqueteros que la semana en que el Indec anunció una suba de la tasa de desocupación y Adelco un aumento del costo de la canasta básica.


Después de dos años de gobierno, ese ataque es una confesión de que la presión y la represión, así como la corruptela y la cooptación, no le han servido para derrotar al movimiento popular más importante de las últimas décadas.


En lugar de resolver los problemas que plantean los piqueteros, el oficialismo y sus medios sólo se preocupan por afinar los argumentos para combatirlos.


Reconocen la justicia de los reclamos, pero denuncian los procedimientos para conseguirlos.


Aceptan de palabra los fines, pero rechazan con hechos los medios.


¿Acaso resolverían esos reclamos si se abandonaran los métodos de lucha que se usan para obtenerlos?


No al piquete, no al salario


Por si hubiera alguna duda sobre la respuesta, Lavagna se empeñó en disiparla.


“No hay que volver al populismo”, dijo, para oponerse a los aumentos salariales.


El ministro quiere absorber con un mayor superávit fiscal los pesos que se emiten para comprar dólares.


Quiere compensar los subsidios que esta emisión representa para los exportadores con una disminución de los gastos sociales y salariales.


¿Qué bueno, no?


En una reunión convocada especialmente, Kirchner aceptó disciplinarse a este planteo.


Es inevitable, entonces, que las luchas continúen.


Con la burocracia, sí


Pero el planteo oficial sobre los piqueteros encierra algo más.


Kirchner reivindicó las movilizaciones y piquetes de lo que llamó “los sectores organizados”.


Le daba el okay con esto a la burocracia de Ctera, que hizo un paro para cambiarles la agenda de lucha a los docentes y apoyar un proyecto trucho de financiamiento educativo que cuenta con el apoyo del gobierno y del Banco Mundial.


Las maniobras oficiales, sin embargo, no se agotan aquí.


El puntero de Quilmes, Aníbal Fernández, metamorfoseado en abogado y ministro, les tiró con munición gruesa a los estudiantes y docentes, que han evitado con sus luchas que ocurra alguna tragedia en los abandonados edificios escolares de la Ciudad.


Dejó aflorar el enano fascista cuando aseguró que su padre le habría dado una paliza si hubiera ocupado una escuela en la adolescencia.


Si no habló de este modo por torpe, está planteando una represión.


Golpe en la Ciudad


Pero Fernández y otros punteros del gabinete están pensando en otras cabronadas más.


“El Ejecutivo nacional —informó Infobae (21/5)— salió hoy a respaldar la ‘gobernabilidad’ en la Ciudad, a raíz de la serie de protestas estudiantiles…”


“Lo que hay que ver es cómo Buenos Aires transita la gobernabilidad del distrito…, subrayó Alberto Fernández” (ídem).


Si dos ministros mentan la ‘gobernabilidad’ de la Ciudad es porque están complotando algo.


O un golpe contra el poder judicial para salvar a Ibarra de un procesamiento, por lo de Cromañón, o un golpe contra Ibarra si es procesado.


El ataque al piqueterismo estudiantil encubre una conspiración.


El diario La Nación publicó algunos detalles de ella.


Kirchner se quiere plebiscitar, pero a fuerza de golpes.


No inventa nada.


El piquete será en este caso la barrera contra el golpe oficial.


No a la impunidad de Ibarra y sus cómplices del gobierno de la Ciudad y de la Nación.


No al recambio de un Ibarra por un Scioli o por un Macri.


Que se vaya Ibarra, sí, pero para devolver la soberanía política al pueblo con una Constituyente (disolución de la Legislatura) que juzgue a Ibarra y a todos sus cómplices, en la Ciudad y a nivel nacional, y reorganice la Ciudad sobre nuevas bases políticas y sociales.