El lunes 11 de agosto, mientras se cumplía el contundente paro de docentes y estatales en toda la provincia de Buenos Aires, se reunía en Adrogué una asamblea de trabajadores de la seccional para debatir cómo arrancar a Scioli el conjunto de los reclamos planteados: 600 pesos de emergencia al básico; nombramientos, 82% móvil para los jubilados; no al pase del IPS al Anses, etc.

La asamblea también abordó en qué marco político se desarrollaba el paro y cuáles eran las perspectivas para ganar. En este sentido se discutió la crisis política planteada a partir del choque entre el gobierno y la patronal sojera; la importancia de haber tenido un planteo independiente de los dos sectores patronales (ATE Sur se pronunció contra los dos bandos capitalistas en pugna) y la necesidad de tener en claro que con la política de la burocracia no hay posibilidades de arrancar nuestros reclamos.

La directiva de la CTA fue criticada por su apoyo al gobierno (Yasky). La dirección de ATE provincia no es capaz de plantear un plan de lucha común de todos los sectores en conflicto: hospitales, auxiliares de escuela, administrativos, etc. y ni siquiera hacen un reclamo concreto de aumento salarial. En relación con el tema salarial se hizo referencia también al planteo de Lozano, quien sostiene que el salario “normal” debería ubicarse en un 60 por ciento de la canasta familiar. En oposición a este planteo, la concurrencia en forma mayoritaria reivindicó que nuestro reclamo debía partir de las necesidades de los trabajadores. Cualquier otro principio implicaba desplazarse al campo patronal.

En este marco se votó la continuidad del plan de lucha por los 600 pesos de emergencia y las demás reivindicaciones con un paro de 48 horas para el 20 y 21 de agosto; movilización con las demás seccionales de ATE o con los Suteba combativos (dependiendo de la existencia de una convocatoria de ATE Provincia); asambleas zonales para organizar y la coordinación con los docentes.

La profundización de la lucha salarial en medio de la crisis política del gobierno y de la propia burocracia de CTA, y el importante debate en torno a la necesidad de un planteo político propio, deja a las claras que no es una abstracción el desarrollo de un bloque independiente del gobierno y de la patronal sojera, sino una necesidad concreta.