Políticas

21/5/2009|1084

ATILRA ROSARIO | Fuera la intervención

Hay que expropiar Cotar

La industria láctea de Santa Fe está siendo golpeada por la crisis capitalista mundial. En la industria láctea está en juego quién sobrevivirá a una pronunciada caída en las exportaciones del sector.

Quebrada y vaciada definitivamente Parmalat, Sancor y la Serenísima luchan por ver quién emerge de la crisis. Los dos grandes pulpos están ajustando al máximo los salarios de sus trabajadores, imponen condiciones laborales inhumanas bajo la mirada cómplice de la burocracia sindical de Héctor Ponce (Atilra), un verdadero agente de las grandes patronales de la leche.

Sancor ha decidido ir más lejos en su “ajuste”, vaciando la Cooperativa Cotar que nuclea a 300 trabajadores. El vaciamiento de Cotar es el trasfondo de una gran lucha que se libra entre la seccional Atilra Rosario y la dirección nacional del gremio.

Atilra Rosario ha luchado por defender las condiciones de trabajo en SanCor y contra el vaciamiento de Cotar. Las luchas han sido muy duras y se han producido graves enfrentamientos con la dirección de Ponce, en los que hasta hubo un muerto.

Otra etapa de la lucha de Atilra

La burocracia nacional de Atilra ha desatado ahora una enorme ofensiva contra los trabajadores de Atilra Rosario. Ponce y compañía han decidido reventar la seccional, dividiendo la jurisdiscción de Rosario en dos seccionales ubicadas en pueblos del interior. Han armado una convocatoria a elecciones amañadas y a una asamblea trucha de elección de junta electoral, que fue un verdadero “teatro de operaciones” de la policía provincial y la burocracia de Ponce.

Cuando viajaron más de un centenar de compañeros de Atilra Rosario a El Trébol (que pasará a ser sede de una nueva “seccional”) se encontraron que había más de 500 matones de Ponce. Adentro, ya sentados, esperaban 150 personas, que sólo fueron controladas por la propia burocracia para votar la propuesta de junta de Ponce. Los trabajadores de Rosario ni siquiera pudieron entrar a la asamblea.

Suenan a sainete las declaraciones de la burocracia sobre la asamblea: “Al finalizar la reunión, que duró unos 30 minutos, el secretario gremial Jorge Alvarez le manifestó a “El Litoral” que ‘todo se realizó con normalidad y ahora hay que seguir trabajando. Ya está definida la Junta Electoral que fue elegida en votación unánime por unas 150 personas'”.

La burocracia ha ido muy lejos las últimas acciones y está cebada en el ataque a los luchadores del gremio. La grave situación actual requiere de un balance que creemos necesario realizar. Es un balance crítico que, esperamos , será tomado por la dirección de Atilra Rosario como una contribución a la lucha.

No hubo lucha política contra la intervención

Después de la gran lucha física que dio la seccional para que no fuera ocupada su sede, en la que intervinieron centenares de luchadores de la izquierda y activistas antiburocráticos, la campaña contra la intervención se estancó. Fuera de un afiche y las presentaciones legales de rigor, no hubo a una verdadera campaña política contra la intervención.

Esa campaña requería una sucesión de movilizaciones en Rosario y en algunos pueblos del interior, y una campaña nacional de pronunciamientos en todo el movimiento obrero, abarcando un espectro democrático más general que incluyera desde las organizaciones de derechos humanos hasta personalidades políticas, intelectuales, de la cultura, elevando la denuncia a la burocracia para ponerla en un terreno defensivo de modo que ésta no profundizara aun más el ahogo político, económico y gremial a los luchadores de Atilra. Esto es lo que ha permitido ganar los conflictos y darle proyección nacional a Paraná Metal, a la propia Malhe, Massuh, Indugraf, que llegaron a los cortes de rutas, las ocupaciones y los centros del poder político en sus reclamos.

La creencia de que sin esta gran campaña se podía ganar una asamblea de Junta Electoral en El Trébol contra una burocracia cebada en los ataques debe hacernos ver que es necesario dar un fuerte viraje en la lucha contra la intervención.

Está más vigente que nunca la campaña política-gremial (y legal) nacional contra la atomización del gremio. Hay que desconocer la creación de dos seccionales truchas y denunciarla en todo el país. El enfrentamiento contra las patronales y contra la burocracia excede por lejos el coraje y las “acciones” contra sus matones. Estamos ante una dura batalla política que debemos afrontar juntos.

Fuera la intervención

Necesitamos una campaña nacional por el desconocimiento de las seccionales truchas y por una asamblea general de Atilra Rosario que vote un enérgico plan de lucha contra la intervención, cuyo primer paso debe ser un salto en la lucha de Cotar para que el conflicto no se desangre.

Hay que ocupar Cotar

Vender toda la existencia de leche y repartir esos fondos para pagar los sueldos adeudados de los trabajadores y movilizarse hacia los poderes públicos, para que sea expropiada sin pago y puesta a funcionar bajo control de los trabajadores.

La leche es una necesidad vital para hospitales, escuelas y comedores populares. Que un día el gobierno de Binner se acuerde de que subieron al poder en la provincia en nombre del socialismo. Todo por la victoria de Atilra Rosario contra las patronales y la burocracia.

Juan Ferro