Políticas

7/6/2007|995

Balance de las elecciones de Neuquén

Por qué los verdugos retuvieron el gobierno

Las elecciones de Neuquén han arrojado un claro resultado a favor del MPN y de su candidato Sapag, miembro de la dinastía provincial que maneja Neuquén desde hace décadas.


Del 45% que obtuvo Sapag, sólo el 36% provino de su propio partido; el resto le fue aportado por partidos menores que lo llevaban en la boleta. Se trata de un resultado relativamente bajo, ya que en 2003 Sobisch ganó las elecciones para la gobernación por más del 55% de los votos.


Así y todo, el retroceso absoluto del candidato debe ponerse en el contexto de las circunstancias políticas que debió afrontar. Luego de la rebelión popular docente, el problema era asegurar el dominio del aparato del Estado y de la mayor cantidad de intendencias.


En este mismo contexto, el bloque que le disputó la gobernación al MPN, encabezado por el radical Quiroga, actual intendente de la Capital (que contaba con la bendición de la Casa Rosada), fue derrotado duramente. Quiroga quedó a casi 15 puntos de Sapag y perdió las elecciones en la propia Capital que él gobierna. La otra pata de este frente, el justicialismo, perdió la intendencia de San Martín de los Andes, que fue recuperada por el MPN. Esta derrota del kirchnerismo no puede relativizarse con la excusa de que el candidato ganador, Sapag, busca tener una relación ‘constructiva’ con la Casa Rosada, la única realidad es que el candidato del gobierno nacional fue derrotado dejando pasar una situación excepcional para “recuperar” la provincia para el kirchnerismo.


Rebelión popular


La derrota electoral del kirchnerismo ocurre como resultado de su política ante la rebelión popular. Cuando una porción importante del pueblo estaba movilizado exigiendo la destitución de Sobisch, responsable político del asesinato de Fuentealba, el kirchnersimo ni siquiera apoyó en la Legislatura el pedido de juicio político al gobernador. Quiroga, el candidato de la Concertación K, se dedicó a pegarle más a los docentes y a Aten que al propio Sobisch. Luego del reflujo de la rebelión popular, el gobierno del MPN se dedicó a planificar la contraofensiva para ganarle en las urnas a quienes le salvaron el pellejo durante las convulsionadas semanas que siguieron al asesinato de Fuentealba.


Gobiernos como los del MPN, que controlan toda la red social de la provincia, sólo pueden ser derrotados como consecuencia de profundas crisis políticas. Así sucedió, tanto en Catamarca como en Santiago del Estero. El kirchnerismo no podía apoyarse en ninguna rebelión popular para desplazar al MPN, en momentos en que intentaba derrotar la que se desarrollaba contra él en Santa Cruz.


La izquierda


La izquierda sufrió un retroceso electoral, incluido el centroizquierda encarnado por la UNE y hasta con mayor fuerza todavía. Si se toma lo obtenido en la Constituyente de hace dos años, la UNE perdió un 50% de sus votos.


El activismo que luchó a brazo partido contra el gobierno de Sobisch se topó en todo momento con la burocracia sindical, que logró imponer un levantamiento de la huelga en condiciones desfavorables para los trabajadores. Luego del levantamiento, el gobierno lanzó una ofensiva contra el activismo en los propios colegios, mientras la dirección del gremio no quería sentir ni hablar de paros y de lucha.


La lucha de las masas de Neuquén no trascendió al plano político; no tuvo impacto electoral. La tarea de que se corporice en una dirección política definida aún está pendiente. Está pendiente un balance del sindicato Ceramista y de Zanón que se negó a intervenir como dirección y como factor político en la crisis.


El Partido Obrero obtuvo un resultado electoral estrecho, aunque es cierto que quedamos primeros en la izquierda. La campaña del PO se destacó por su militancia firme y por haber logrado un importante reagrupamiento de luchadores. Numerosos compañeros, sobre todo del gremio docente, se sumaron activamente a la campaña. En el interior, nuestra recepción fue muy positiva y se plantea la extensión de un trabajo en toda la provincia. Desde donde partimos, la campaña electoral significa un avance significativo.