Políticas

10/2/2003|819

Bendini, el general de Kirchner

El general Roberto Bendini, el jefe del Ejército que Kirchner instaló a costa de una crisis militar, es el protagonista de un escándalo que amenaza con tumbarlo. El militar que traía los “nuevos aires” del sur se despachó, en una charla para oficiales en la Escuela Superior de Guerra, con la denuncia de una conspiración judía para ocupar la Patagonia. La filtración de los dichos de Bendini, efectuados en una clase cerrada para capitanes del Ejército, fue realizada por la fracción militar que salió golpeada con la remoción de varios generales hace tres meses.


Este descabezamiento disparó una guerra “de operaciones y de contraoperaciones por parte de Bendini y de los generales que fueron pasados a retiro cuando asumió Kirchner”, la cual, de no mediar una conciliación, podría terminar, según altos oficiales del Ejército, en una confrontación “de la magnitud de los enfrentamientos entre azules y colorados” (La Nación, 24/9), dos fracciones que se enfrentaron a tiros en cinco ocasiones en 1962 y 1963.


A menos de tres meses de la “gran maniobra militar” de Kirchner, La Nación anuncia el fin de Bendini: “El alto mando del Ejército – dice el diario- está calificando en estos días a los ocho coroneles que ascenderán a generales a fin de año. Es probable que el adiós le llegue a Bendini cuando esos ascensos se hayan consumado” (ídem).


Genocida, antisemita y aventurero


Las declaraciones de Bendini no sólo generaron un enfrentamiento con la comunidad judía (Daia y Amia). Además, pusieron de manifiesto que la “depuración democrática” del Ejército, que llevó a toda la centroizquierda, desde De Gennaro hasta Izquierda Unida, pasando por Hebe de Bonafini, a apoyar el “estilo K” en el plano de los derechos humanos, es un verso.


Bendini no sólo dio rienda suelta a su antisemitismo; en la clase en cuestión, también calificó “de circo a la política oficial sobre derechos humanos” (La Nación, 24/9), “negó la existencia del plan sistemático de robos de niños nacidos en centros clandestinos durante la dictadura militar” (Infobae , 24/9), y hasta calificó a la causa judicial sobre el robo de bebés “de un gran circo donde el rating mediático estará a la orden del día” (La Nación, 24/9).


En medio de la crisis, “el gobierno dejó pasar las referencias contrarias a los juicios militares” (La Nación, 18/9), y salió a defender burdamente a Bendini. Pero desde Stubrin hasta Carrió, todos plantean que de “verificarse” los dichos “el presidente Néstor Kirchner debe remover al jefe del Ejército” (La Nación, 18/9).


El otro punto es que Bendini, al defender el despliegue territorial del Ejército en la Patagonia, “está planteando el final inevitable de esa política: la confección de una hipótesis de conflicto con Chile” (La Nación, 24/9). Una aventura con la que siempre simpatizó Kirchner, pero que es rechazada tanto por la burguesía argentina, cuya relación comercial con Chile “atraviesa ahora por uno de los mejores momentos de su historia”, cuanto por el imperialismo yanqui. El periodista Morales Solá salió a reivindicar “uno de los logros de la administración de Carlos Menem… la conclusión definitiva de todos los problemas limítrofes con Chile” (ídem).


Por último, Kirchner no ha logrado resolver el reclamo norteamericano de inmunidad para las tropas yanquis que deberían participar en el llamado operativo “Aguila III” en Mendoza. Si se cancela el operativo, Estados Unidos amenaza “levantar su agregaduría militar en Buenos Aires porque carecería de sentido mantenerla” (La Nación, 24/9) y llevarse “los dos millones de dólares anuales en becas a oficiales argentinos que hacen cursos de perfeccionamiento en EE.UU.” (ídem).


Una defensa demasiado cara para Kirchner


A pesar de las desmentidas y de la formación de una comisión de investigación, el cuestionamiento al jefe del Ejército continúa, horadando la “autoridad de mando” de Bendini.


Es que la “investigación” gubernamental la está pasando mal, a partir de una comisión constituida por un general que fue testigo de los dichos de Bendini y por un coronel que fue el que rehizo los trabajos prácticos con los asistentes, borrando las pruebas de las afirmaciones del jefe del Ejército.


La “gran” maniobra de Kirchner al comienzo de su gobierno ha abierto todas las compuertas de disgregación dentro del Ejército que ya estaba en marcha