Políticas

14/8/2008|1051

“Besancenot-manía” en Francia (II)

Bien mirado, el ascenso de Besancenot responde a una tendencia de largo plazo. La izquierda francesa viene obteniendo, desde hace tiempo, resultados electorales muy significativos e incluso superiores a los de Besancenot en las elecciones presidenciales de 2007 (4,08%). En 1995, hace ya trece años, Arlette Laguillier, candidata de la organización trotskista Lutte Ouvrière (LO), obtuvo 5,3% de los votos.

Desde entonces, la izquierda obtuvo votaciones importantes: 5,24% para el frente LCR-LO en las parlamentarias europeas de 1999 (conquistó cinco bancas); 4,37% para LO en las municipales de 2001; 4,83% para el frente LO-LCR en las regionales de 2004. La izquierda obtuvo el resultado más significativo en las presidenciales de 2002, donde las dos organizaciones, en listas separadas, recogieron el 10% de los votos (5,72% para LO y 4,25% para la LCR).

En resumen, la "extrema izquierda" representa una tendencia políticamente definida de los votantes.

No es su "score" – menor al de Laguillier en 1995 y apenas superior al del propio Besancenot en 2002-  lo que da relevancia a la votación de la LCR en las últimas presidenciales. Lo relevante es que Besancenot creció en el marco de un retroceso de la izquierda (LO, PCF): Lutte Ouvrière cayó del 5,72% al 1,33%. La brecha abierta con sus competidores puso a Besancenot y a la LCR en una posición única para capitalizar el "vacío político" provocado por la crisis del PS.

Programa

Pero "ocupar un espacio" que otros han abandonado es cualitativamente diferente a conquistar una posición política en base a la lucha por el propio programa. "Besancenot capta el ‘humor social’ de los votantes de izquierda pero no lo coagula en forma políticamente consciente. Tiende a ocupar abstractamente (propaganda) el lugar dejado vacante por el PS, pero no ha conquistado su propio lugar y una audiencia y una militancia para sus propias posiciones políticas" (Prensa Obrera, 31/7).

La prueba es que la LCR se apresta a cambiar su programa…
El nuevo programa aún no ha sido adoptado, pues surgirá luego de que el "nuevo partido" esté constituido, pero ya se conoce su contenido: no será socialista sino "anticapitalista". Este planteo empalma al nuevo partido con el movimiento antiglobalización e incluso con el chavismo. El "anticapitalismo" agrupa a todas las expresiones de resistencia al capital, incluso parciales o fragmentarias: no es lo  mismo que el socialismo y el gobierno de la clase obrera.

El "nuevo partido" toma al "anticapitalismo" como base para su construcción política, no tiene su referencia en la clase obrera y en la revolución social.

Fenómeno contradictorio
El "nuevo partido anticapitalista" (NPA) es un fenómeno contradictorio, producto de dos negaciones de diferente naturaleza.

En primer lugar, al sustituir el socialismo por el "anticapitalismo", el NPA es la negación de la IV Internacional. Aquí también estamos en presencia de un proceso político de larga data que ya se encuentra en los ’70, cuando comenzó el planteo de la "democracia socialista" y luego la cantinela de que "el ciclo histórico de la Revolución de Octubre está definitivamente cerrado". Poco después, la LCR retiró formalmente de su programa la consigna de la dictadura del proletariado; es decir, el objetivo histórico de un gobierno obrero en cuanto transición al socialismo.

Pero, al mismo tiempo, Besancenot representa una ruptura con su propia consigna conservadora e inmovilista de la "unidad de la izquierda" con los viejos aparatos. Esta ruptura permite a Besancenot presentarse como una alternativa combativa. La CRCI lo señaló inmediatamente después de las presidenciales francesas: "El relativo éxito de la candidatura independiente de Olivier Besancenot de la LCR (…) fue alcanzado porque rechazó la abierta capitulación de una fuerte tendencia en la LCR a apoyar la perspectiva de un futuro gobierno centroizquierdista de una nueva ‘izquierda plural’ del PS, apoyado por el PC y la mayoría del movimiento anti-globalización" (Declaración del Secretariado Internacional de la CRCI, 28/6/07).

La pretensión de la dirección de la LCR de que su crecimiento es consecuencia del abandono de la "estrechez" del trotskismo revela una fenomenal miopía política.

Un camino largo y sinuoso

El abandono por parte de la LCR de la consigna paralizante de la "unidad de la izquierda" ha sido empírico; o sea oportunista, significa la negación de la política que la propia LCR siguió en los últimos años.

Todavía hoy, un texto firmado por dos miembros del Buró Político de la LCR (Grond y Leclerc), reconoce que "la LCR ya ha dicho, hace muchos años, que estaba dispuesta a sostener una experiencia gubernamental que invirtiera el curso neoliberal en la perspectiva de una salida del capitalismo" (Le Monde, 6/6). Está claro que se trata de un gobierno de la "izquierda" con parte del PS y con el PCF y los verdes. Con ese mismo argumento "anti-neoliberal", sostuvieron al gobierno de Lula y pusieron a un miembro brasileño del Secretariado Unificado (la tendencia internacional de la LCR) como ministro.

En 2005, la LCR fue un activo impulsor de la campaña común por el "No" en el referéndum sobre la constitución europea, en la que participaron los "anti-neoliberales" del PS, del PCF, de los verdes y los antiglobalizadores. La victoria del "no" llevó a la LCR a impulsar la búsqueda de una "candidatura antineoliberal común". Los "comités de base" por esa candidatura fueron copados por el partido comunista, que pretendió imponer su propio candidato y rechazaba excluir una colaboración gubernamental con el PS de Ségolène Royal. No hubo "candidato común".

El "giro" de la LCR, la candidatura independiente de Besancenot y, más tarde, el lanzamiento del NPA fueron rechazados por la minoría de la organización. Su líder, Christian Piquet, critica que el llamado a formar un "nuevo partido" esté dirigido a individuos aislados y no a las organizaciones existentes. Piquet recuerda que, en los últimos quince años, el planteo del "nuevo partido" siempre estuvo ligado al frentismo con las organizaciones ya existentes. Esta minoría plantea un "nuevo partido" con agrupamientos vinculados con el PS y el PC.
Lutte Ouvrière, por su lado, ha rechazado de manera puramente pasiva y conservadora la "unidad de la izquierda" (lo que no le ha impedido presentarse en listas comunes en las elecciones municipales con el PS y el PC). La LCR, en cambio, se vio obligada a abandonar la política de "unidad de la izquierda", luego de haberla llevado hasta el final.

Perspectivas
La prensa francesa compara el NPA de Besancenot con la Linke, el partido de izquierda cuyo crecimiento ha puesto "nerviosa" a la vieja socialdemocracia alemana. La Linke no es más que un transformismo (reciclaje) de los viejos aparatos del stalinismo y de la izquierda de la socialdemocracia. No hay nada de "nuevo" en este partido, que cogobierna con la socialdemocracia varios estados alemanes. De todos modos, también se presenta como ‘anticapitalista’.

Según Lenin, los bolcheviques triunfaron, primero, porque tuvieron un programa y, segundo, porque las masas lo comprobaron, bajo su propia experiencia. La LCR pretende triunfar haciendo lo contrario: sin programa y sin la apelación a la experiencia de las masas sobre la base de un programa. El NPA será un partido "guevarista, libertario, feminista, ecologista y anticapitalista"; es decir, una representación de reivindicaciones inmediatas y concepciones antagónicas.

Luis Oviedo