Políticas

26/12/2017

Boletazo: un golpe al bolsillo de los trabajadores y más duro para los jubilados

Estiman aumentos mayores al 100% para el 2018. De mantenerse los criterios actuales, los jubilados pagarán un incremento del 115% de un solo golpe.

El gobierno prepara el anuncio del primer tarifazo del año en el billete del colectivo que, según adelanta hoy el oficialista diario La Nación, saltará de $6 a $8 en el mínimo, es decir un aumento del 33%. Pero, según el vocero macrista Clarín, ese aumento será seguido por otros en los próximos meses, hasta llegar a $13 a fin de año, es decir un salto de casi un 120% en el curso del 2018.


Esto cuando con este primer incremento ya se superarían por lejos todos los cálculos estimados de inflación y se duplicaría el porcentual de aumento que el gobierno quiere colocar como tope salarial para todo el año próximo., 


Y, según adelantan distintos medios, a este tarifazo se sumará el de los billetes de los ferrocarriles que, según sostienen, sufrirán un aumento del 150% a lo largo del año próximo.


Pero si esto va a suponer un fuerte golpe para los bolsillos de los trabajadores, porcentualmente recibirán uno mayor aun los jubilados, si el gobierno mantiene el criterio de que estos paguen la tarifa anterior al aumento. Es que, actualmente, los jubilados abonan un mínimo de $2,80 y, si no cambia el criterio oficial, pasarían a pagar 6 pesos en ese nivel de tarifa, es decir que serán sacudidos con un incremento del 115% de un solo golpe. Y el aumento porcentual será brutal si se confirma el alza de la tarifa general a $13 para fines de año.


Estos aumentos contrastan con los de los haberes de los jubilados que, de acuerdo con la nueva “reforma previsional”, recibirán, desde setiembre pasado y hasta junio del 2018, únicamente el anunciado 5,7% del próximo mes de marzo.


La excusa del gobierno es que, de esta manera, disminuye el dinero que le paga a las empresas como subsidio para “compensar” la diferencia que habría entre el costo del boleto y el operativo que afrontan los dueños de los colectivos y que, según las fuentes empresarias, alcanza a casi un 200 por ciento. Más allá de que la veracidad de este dato es cuestionable, la política oficial consistiría en que los subsidios pasen a ser pagados, vía aumento de tarifa, por los trabajadores y el resto de los usuarios, que se encuentran, mayoritariamente, entre los sectores de menores ingresos.


El gobierno y distintos sectores de la burguesía, insisten en que los subsidios tenían como beneficiarios a los usuarios y que ahora simplemente se estaría “blanqueando” el cuadro tarifario de todos los servicios para que cada uno pague “lo que le corresponde”.


En este argumento hay una enorme falsedad, no solo porque los subsidios han beneficiado a empresas prestatarias parasitarias de todos los servicios, que embolsaron enormes fortunas con ellos, sino que las tarifas “subsidiadas” forman parte del costo de subsistencia del trabajador y su familia y, por lo tanto, hacen al valor de los salarios que se les paga a los trabajadores.


Si la tarifa se incrementa más que los salarios, la diferencia debe ser compensada con un aumento proporcional de los sueldos (y de las jubilaciones).


Basta de tarifazos.


Apertura de los libros de las empresas para comprobar sus costos y el destino de los subsidios.