Bonasso, con el pudor al límite

El kirchnerista Miguel Bonasso fue, junto con Patria Libre, uno de los que más fogoneó la candidatura del salteño Urtubey. Se asoció de este modo a uno de los operativos más perversos del kirchnerismo en las últimas elecciones: canalizar el repudio popular a Romero hacia un romerista sustituto y bloquear cualquier alternativa independiente de los bloques patronales que existen en Salta.

Ahora, con más de sesenta años a cuestas, Bonasso expresa su desilusión y hasta pretende convertirse en fiscal. Lo que desata su despecho es que Urtubey acaba de dispensar de la secretaria de Medio Ambiente de la provincia por los obstáculos que estaba poniendo al desmonte que precede al expansionismo sojero (Critica, 1/6) ¿Qué esperabas, Bonasso? Bonasso no escarmienta a pesar de los reveses que viene sufriendo desde que Perón sacrificara sus expectativas de ‘liberación nacional’ para preferir la organización de la Triple A. Es cierto que la distancia que va de Perón a Urtubey describe la decadencia de los anhelos de este kirchnerista independiente: Urtubey ni le atiende el teléfono.

Ahora pretende hacer creer, incluso después de que Cristina organizara en Salta el acto alternativo al de Rosario, que Urtubey es una pieza suelta del entramado kirchnerista. A Bonasso ni se le ocurre denunciar la abstención de la titular nacional, Picolotti, en el conflicto por los bosques en Salta; o sea, la complicidad del gobierno nacional.
Cuando se trata del conflicto con el ‘campo’, Bonasso elige la trinchera de la caja del gobierno central; cuando se trata de la tala de bosques, se limita a la jurisdicción provincial. Naturalmente, Bonasso esconde su propia complicidad con una montaña de denuncias sobre las acciones delictivas de los sojeros, y pretenderá conservar su imagen de ‘ambientalista’ para seguir fogoneando alternativas capitalistas que lo seguirán desengañando hasta el fin de sus días.

No hay peor encubrimiento que el encubrimiento de sí mismo.

JA