CAÑADON SECO | Paro y triunfo petrolero

El viernes 20 de febrero, Oxy (la segunda operadora de la provincia) anunció que no renovaría los contratos de las empresas Pride y DLS, dejando en el aire a 50 trabajadores. Asimismo, avisó que los contratos tampoco se le renovarían a Quintana y a Key (vencían a principios de marzo). La operadora anunció que los trabajadores deberían renunciar a sus empresas y ser absorbidos por la nueva contratista, la norteamericana HIP, que no respetaría la antigüedad ni asegura la inclusión de los 50, pues contaría con equipos de trabajo más nuevos que bajarían las dotaciones de ocho a tres trabajadores.

La resistencia obrera comenzó con un piquete a la base de Oxy en Cañadón Seco, el mismo viernes, y se extendió durante el fin de semana a la ocupación y corte de accesos a yacimientos. El domingo 22, el Sindicato Petrolero anunció un paro general de los equipos de torre en todos los yacimientos de Oxy para el lunes. Un día de paro bastó para hacer recular a la empresa.

Esta pelea contra la Oxy se inscribe en un cuadro general de enfrentamientos entre la operadora y el poder político de la provincia, que la acusaba de no “concertar” la crisis (como sí lo hacía YPF). Oxy no se integró a la Mesa de Concertación Petrolera que se armó en la provincia en noviembre. Luego del paro, la operadora convino en integrarse a la mesa. Esto aceita la posible adjudicación de áreas de la Zona Sur que estarían por abandonar Chevron y Petrobras.

Mientras entre los trabajadores petroleros se discute cómo enfrentar las suspensiones y rebaja de horas extras (las cuales afectan mucho el salario por lo bajo de los básicos de convenio, y la pérdida de horas de viaje y viandas), las conducciones de los sindicatos petroleros patagónicos y de jerárquicos ya han fijado su posición ante la crisis: en octubre pasado levantaron la paritaria a cambio de nada y ahora anuncian que a principios de marzo se firmaría otra acta de paz social por otros cinco meses. Al congelamiento del salario, ahora suman la concesión de una rebaja de horas que afectaría el salario en un promedio de 1.500 pesos por trabajador. Lo presentan como un acto de “solidaridad” de los petroleros con las economías regionales; nada dicen de las ganancias récord de las empresas en los últimos seis años.

El ejemplo del paro de los equipos de perforación y ‘work-over’ pone de manifiesto el potencial de lucha de los trabajadores petroleros, y abre una perspectiva distinta a la continuidad de la entrega que lleva las conducciones sindicales.

Necesitamos elegir delegados por empresa y localidad para poner en pie un movimiento de lucha que se le plante a los que han generado esta crisis y que luche por un programa obrero ante las suspensiones, rebaja de salarios y despidos.

Ni un despido ni suspensión. Reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario.

Ningún pacto de paz social. Reapertura de las paritarias. Aumento general del 40% del salario.

Por un plan de remediación ambiental a cargo de las operadoras, que incluya a los desocupados con salario y convenio petrolero.

Nacionalización del petróleo y gas bajo control de los trabajares petroleros.

Juan M. Brignolo (Yetti)